El vicepresidente venezolano que pasó a estar en la mira de Gobierno de Trump - 800Noticias
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EFE

Tareck el Aissami fue nombrado vicepresidente de Venezuela a principios de este año, un cargo que asumió después de ser ministro de Interior y gobernador del céntrico estado Aragua. Hoy, quien se define como «radicalmente chavista», es acusado de narcotraficante por el nuevo Gobierno de EE.UU.

El Aissami se convirtió este lunes en el funcionario de cargo más alto del Gobierno venezolano sancionado por Washington y en este caso se trata de un castigo impuesto por el Departamento del Tesoro de EE.UU. tras lo que dice ser una investigación «de años» en la que se señala al vicepresidente de jugar un papel «significativo» en el tráfico de drogas.

EE.UU. asegura que El Aissami ha sido «supervisor» y «poseedor» de envíos de más de 1.000 kilogramos de narcóticos desde Venezuela a México y Estados Unidos, mientras que el empresario venezolano Samark López es señalado de ser «testaferro» del vicepresidente y de dar «material, apoyo financiero, bienes y servicios» al narcotráfico.

El actual vicepresidente ejecutivo de Venezuela, un criminólogo de 42 años, salió al paso a estas acusaciones al calificar de «miserable agresión» las sanciones económicas que le impuso Estados Unidos y dijo que se trata de un «reconocimiento» a su «condición de revolucionario antiimperialista».

A principios de este mes una investigación de CNN en Español reveló una supuesta red de venta de pasaportes venezolanos a ciudadanos de países de Oriente Medio a cambio de elevadas sumas de dinero, unas pesquisas en las que también se salpica a la figura de El Aissami.

Según esta investigación, el vicepresidente venezolano habría ordenado supuestamente la emisión de 173 pasaportes entre 2008 y 2012 a personas de Oriente Medio, años en los que se desempeñó como ministro de Interior y Justicia del Gabinete del fallecido Hugo Chávez (1999-2013).

El funcionario proviene de una familia de origen sirio-libanesa asentada en el estado andino de Mérida, y su padre, Carlos el Aissami, fue militante de organizaciones de izquierda.

Tareck el Aissami, segundo de cinco hijos, se graduó con honores de criminólogo en la Universidad de Los Andes donde fue un reconocido líder estudiantil lo que le abrió campo para mantenerse en el mundo político e ingresar más tarde a las filas del chavismo al que representó como diputado entre 2005 y 2007.

Chávez le acogió entre sus más allegados funcionarios y le nombró ministro de Interior, cargo desde el que exhibió, en transmisiones televisadas, a más de 70 presuntos narcotraficantes que fueron capturados en el territorio venezolano durante su gestión, como fue el caso de los colombianos Diego Pérez Henao y Maximiliano Bonilla.

El Aissami -casado y con dos hijos varones- es, para el presidente venezolano, Nicolás Maduro, el «mejor y más brillante ministro de Interior» que ha tenido la llamada revolución bolivariana y al nombrarlo vicepresidente le pidió ocuparse de la seguridad del país y luchar contra los «terroristas de la extrema derecha».

Hace dos semanas Maduro delegó en su vicepresidente 15 de sus atribuciones entre las que destacan dictar decretos relacionados con traspasos presupuestarios, expropiaciones y el nombramiento de viceministros, entre otras.

Cabe recordar que a fines de 2011 el Aissami acusó a la agencia antidrogas estadounidense (DEA) de «estar al servicio del narcotráfico» y dijo que su país ha «duplicado» las incautaciones de narcóticos.

Esta declaración se produjo después de que la Subsecretaría de Estado de EE.UU. para Narcóticos y Seguridad hablara de una supuesta «explosión» del tráfico de drogas a través de Venezuela.

El país caribeño cortó los convenios con la DEA en 2005 por orden de Chávez al considerar que sus agentes efectuaron «infiltraciones de inteligencia que amenazaban la seguridad y defensa del país».

Hoy, el secretario del Tesoro de EE.UU., Steve Mnuchin, dijo que las sanciones impuestas a el Aissami y al empresario Samark López han resultado en la congelación de «decenas de millones de dólares» en sus activos bajo jurisdicción estadounidense.

Mnunchin dijo que con las sanciones, el presidente estadounidense, Donald Trump, quiso «enviar un mensaje claro al pueblo de Venezuela de que Estados Unidos está de su lado».

Las sanciones se suman a las impuestas por el predecesor de Trump, Barack Obama, que antes de dejar la Presidencia de EE.UU. en enero pasado emitió una orden de continuidad de un año de la «emergencia nacional» declarada en 2015 sobre Venezuela, en la que se autoriza al Departamento del Tesoro a imponer sanciones contra funcionarios.

Los señalamientos contra El Aissami también se producen a semanas de que se anuncie la sentencia en contra de dos sobrinos de la pareja presidencial venezolana que enfrentan cargos por narcotráfico en Estados Unidos. EFE

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