El viaje del Papa a Irak, un acto de amor en medio del riesgo
EFE
El viaje del papa Francisco a Irak, del 5 al 8 de marzo, en medio de una pandemia, con medidas restrictivas en el país y recientes episodios de violencia, es «un acto de amor» y como tal «algo extremo», según lo definió hoy el Vaticano.
El director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, explicó hoy a los periodistas que la visita del pontífice al país árabe «respetará todas las medidas que han sido solicitadas y que están en vigor por el Gobierno iraquí y las autoridades eclesiásticas», al responder a una cuestión sobre la oportunidad de este viaje.
Desde el Vaticano insistieron en que el papa viajará en un vehículo cerrado para evitar que se formen aglomeraciones a su paso para verlo y que ninguno de los actos previstos congregará a más de 100 personas «para minimizar el riesgo».
A excepción de la misa que se celebrará en el estadio de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, en la que se ha previsto una asistencia para 10.000 personas, cuando puede contener hasta 30.000, explicaron.
«No ha sido fácil, pero este es probablemente el primer momento posible para un viaje como éste. Se han tomado todas las precauciones desde el punto de vista de la salud, pero quizás la mejor forma de interpretar este viaje es como un acto de amor. Por esta gente, por estos cristianos.Y todo acto de amor puede interpretarse como un gesto extremo», aseguró Bruni.
Asimismo, recordó que «habrá toda una comunidad, un país que podrá seguir este viaje a través de los medios» y que Francisco ya explicó que, aunque no puedan acudir a verle en los actos, los iraquíes sabrán por la televisión que el papa está con ellos y que ha venido hasta su país a verles.
Por ello, el pontífice también visitará Qaraqosh, una ciudad de mayoría cristiana de la que tuvieron que huir más de 150.000 personas en sólo una noche por la llegada de los yihadistas del Estado Islámico (EI). Tan solo un centenar de personas se reunirán en la iglesia de la Inmaculada, restaurada después de ser quemada y convertida en un polígono de tiro por los terroristas.
Respecto a las medidas de seguridad, Bruni adelantó que el papa tiene a su disposición un coche blindado y que «podría usarlo», al tiempo que añadió que de su seguridad se ocupará, como siempre, el país de acogida, así como los agentes de la gendarmería y de la Guardia Suiza.
También se ha reforzado la seguridad en todos los lugares a los que acudirá Francisco, sobre todo después del doble atentado del 21 de enero que causó la muerte a 32 personas en Bagdad y del ataque con cohetes a una base de la coalición contigua al aeropuerto de Erbil el pasado 15 de febrero.
El periplo más peligroso del papa, y seguramente el más difícil, llega tras 15 meses sin viajes y supone su 33 visita internacional y el 52 país visitado. Francisco será el primer pontífice que pise Irak, tierra vinculada al nacimiento del cristianismo.
Francisco quiere llevar su cercanía a los cristianos iraquíes, brutalmente perseguidos y diezmados en los últimos años, sobre todo tras la invasión del EI, pero también abogará por el diálogo entre religiones en el «mosaico» de civilizaciones que es este país, como apuntó Bruni.
Para el portavoz, uno de los momentos de mayor alcance del viaje será el encuentro en Nayaf con el ayatolá Ali al Sistani, la máxima autoridad chíi, la otra rama del Islam junto a la suní.
Aunque se tratará de una visita de cortesía, de la que no habrá imágenes en directo, y tampoco se cree que se firme un documento común; para el Vaticano se trata de un encuentro «de un alcance histórico y del que veremos los frutos».
También importante será la reunión religiosa en la llanura de Ur, ligada a la historia del cristianismo y del profeta Abraham, padre de las tres religiones monoteístas, y donde habrá representación de varias comunidades en el país, incluidos los yazidíes, que también sufrieron duramente la persecución de los yihadistas.
Francisco además rezará entre las ruinas de las cuatro iglesias destrozadas por el Estado Islámico en Mosul, en la que será una oración silenciosa por todas las víctimas de las guerras.