El uso de antiinflamatorios puede aumentar el riesgo de dolor crónico
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Los medicamentos antiinflamatorios y esteroides se usan habitualmente para aliviar el dolor agudo que provocan ciertas lesiones, sin embargo, el proceso natural de recuperación de una lesión dolorosa implica que se produzca inflamación, por lo que impedirlo con la ayuda de fármacos de este tipo podría desencadenar un dolor persistente y más difícil de tratar, según han comprobado investigadores de la Universidad McGill y colegas en Italia.
“Durante muchas décadas ha sido una práctica médica estándar tratar el dolor con medicamentos antiinflamatorios. Pero descubrimos que esta solución a corto plazo podría conducir a problemas a más largo plazo”, ha afirmado Jeffrey Mogil, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad McGill y presidente de la cátedra EP Taylor en estudios del dolor.
Los autores de la investigación que ha llegado a esta conclusión examinaron los mecanismos del dolor tanto en seres humanos, como en ratones, y descubrieron que los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco que ayuda al organismo a combatir las infecciones, desempeñan un papel fundamental en la resolución del dolor.
“Al analizar los genes de las personas que sufren dolor lumbar, observamos cambios activos en los genes a lo largo del tiempo en personas cuyo dolor desapareció. Los cambios en las células sanguíneas y su actividad parecían ser el factor más importante, especialmente en las células llamadas neutrófilos”, ha explicado Luda Diatchenko, profesora de la Facultad de Medicina, Facultad de Odontología y Cátedra de Investigación de Excelencia de Canadá en Genética del Dolor Humano.
El papel de la inflamación en la resolución del dolor
“Los neutrófilos dominan las primeras etapas de la inflamación y preparan el escenario para la reparación del daño tisular. La inflamación ocurre por una razón, y parece que es peligroso interferir con ella”, advierte el profesor Mogil, que también es miembro del Centro Alan Edwards para la Investigación del Dolor junto con el profesor Diatchenko. De hecho, al hacer un experimento con ratones en los que se bloquearon los neutrófilos comprobaron que el dolor se prolongaba hasta 10 veces más de su duración normal. Al utilizar medicamentos antiinflamatorios y esteroides como la dexametasona y el diclofenaco para el tratamiento del dolor se obtuvo el mismo resultado, aunque estos fármacos fueron efectivos contra el dolor desde el principio.
Los resultados del estudio, que se han publicado en Science Translational Medicine, también están apoyados por otro análisis de 500.000 personas en el Reino Unido que mostró que aquellas que tomaban medicamentos antiinflamatorios para tratar el dolor tenían más probabilidades de experimentar dolor de dos a 10 años más tarde, y que este efecto no se observó en las que tomaban paracetamol o antidepresivos.
“Nuestros hallazgos sugieren que puede ser hora de reconsiderar la forma en que tratamos el dolor agudo. Afortunadamente, el dolor se puede eliminar de otras maneras que no implican interferir con la inflamación”, dice Massimo Allegri, médico del Policlínico del Hospital Monza en Italia y del Ensemble Hospitalier de la Cote en Suiza.
“Descubrimos que la resolución del dolor es en realidad un proceso biológico activo”, –dice el profesor Diatchenko–, “estos hallazgos se deben ser seguidos por ensayos clínicos que comparen directamente los medicamentos antiinflamatorios con otros analgésicos que alivian los dolores y molestias, pero no interrumpen la inflamación”.
Con información de Web Consultas