El último Blockbuster del planeta en Oregón, saca filo a la nostalgia
EFE
El último eslabón en el mundo de la mítica cadena Blockbuster, un videoclub situado en Bend (Oregón), no tiene planes de cerrar y se enfoca en una estratégica «nostalgia» frente a la fuerte competencia de los servicios de películas en «streaming», aseguró a Efe su gerencia.
Sandi Hardin, gerente del local desde hace quince años, dijo que el desafío más grande que encuentran es «seguir controlando los costos», tarea que hasta ahora han «conseguido fácilmente».
Otro establecimiento que quedaba en pie en Australia cierra sus puertas el próximo día 31, noticia que la tienda de Bend ha recibido con «gran agrado», ya que una de las razones por las que continúan en pie es la afluencia de nostálgicos turistas que se acercan desde cualquier parte del mundo.
«Ser el último Blockbuster del mundo nos favorece porque nos convierte en un lugar muy especial», afirmó Hardin.
«Los clientes habituales y el gran número de turistas tienen más interés ahora por apoyarnos para que podamos resistir, que es lo básicamente hacemos», expuso la gerente.
Inaugurado en 2002, el local guarda con celo la estética de la mítica cadena y a la vez se reinventa creando nuevas campañas, como una actual con el eslogan de «El último Blockbuster del planeta».
Camisetas, gorras y pegatinas son una importante fuente de ingresos, además de la venta de películas.
«Todos quieren llevarse una película de recuerdo con el logo de la tienda», sostuvo Hardin.
Tras cerrar las tiendas de Redmond, en Oregón, y las de Alaska en 2018, la de Bend se convirtió en el último local de la cadena en el país. Hardin asegura que llegan muchos visitantes de Asia y Europa, «incluso vestidos con temática de los años noventa».
Los dueños de esta tienda, Ken and Debbie Tisher, llegaron a tener cinco locales Blockbuster.
Hardin dijo que aunque la cadena quebró en 2010, tienen un acuerdo con Dish Network, propietario de la marca, por el que pueden continuar usando el nombre unos años más.
«El secreto de resistir a las grandes plataformas como Netflix es que contamos con una clientela que disfruta paseando por las estanterías y eligiendo títulos. Además, «no pueden competir con nuestra colección de clásicos», aseguró Hardin.
Con una población de casi 100.000 habitantes, de acuerdo con datos de 2016 del Censo de EEUU, esta ciudad atrae a turistas por su impresionante naturaleza y su consecuente oferta de actividades al aire libre, a lo que se añade ahora el atractivo de albergar el último local de la famosa franquicia, en cuya fachada no es raro ver a visitantes posando junto al identificable letrero inclinado.
Cruzar sus puertas de vidrio y recorrer sus estanterías con un total de 14.000 títulos, con estrenos y videojuegos incluidos, es casi un viaje en el tiempo, a aquellas épocas de predominio absoluto del formato físico y previas a la descarga digital, y cuya mejor década para la firma fue la de 1990.
La compañía fundada en 1985 por David Cook llegó a tener hacia el año 2004 unos 9.000 locales en todo el planeta, pero progresivamente fue incapaz de hacer frente a las nuevas formas de consumo digital y los videos bajo demanda en internet, entre otras razones.
Hasta hace poco más de un año se mantenían con vida en EEUU una decena de tiendas Blockbuster, seis de ellas en Alaska y que como la de Bend se ubicaban mayormente en áreas rurales, con un limitado acceso a internet.