El Tarzán de Karachi lleva ocho años viviendo en un árbol - 800Noticias
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Un pakistaní de 28 años se hizo conocido como el Tarzán de Karachi después de pasar los últimos ocho años de su vida viviendo en una casa en un árbol en medio de la ciudad.

El hombre, que se llama Farman Ali, se convirtió en una suerte de celebridad en las redes sociales después de que las imágenes de su hogar inusual se volvieran virales hace unas semanas.

Pero a pesar de lo simpático que pueda sonar, para el hombre, que no se cansa de explicárselo a quienes quieran oír, no fue una elección. Los duros goles que recibió de la vida lo «colgaron» de allí.

Farman cuenta que, después de perder a sus padres, era demasiado pobre para permitirse cualquier tipo de vivienda convencional, y después de vivir en las calles por un tiempo, decidió construir su propia casa en el único lugar donde nadie lo molestaría o lo alejaría: en un árbol en propiedad pública.

El Hombre Árbol de Karachi, como se le conoce en la ciudad más grande de Pakistán, se gana la vida lavando autos. barriendo las entradas de las casas y haciendo cualquier tipo de mandado.

La mayoría de sus clientes le pagan con agua fría y comida. El poco dinero que consigue apenas le alcanza para sus necesidades diarias, por lo que ni siquiera puede pensar en conseguir una casa adecuada.

La historia del joven se volvió viral en Pakistán, y muchos lo elogiaron por su determinación y su forma de pensar innovadora.

«Comencé a vivir en un árbol de Karachi como último recurso. Toqué todas las puertas que pude, pidiendo ayuda a familiares y conocidos, pero nadie quería tratar con un pobre hombre que no tenía nada que ofrecer», le contó a Ruptly.

Ali contó que construyó su casa en el árbol con bambú, madera y puertas viejas, y colocó telas para protegerse del viento y la lluvia.

Como mobiliario, además de una cama improvisada, también logró instalar un fregadero para lavarse la cara todas las mañanas, un pequeño horno para cocinar y calentar agua, e incluso una pequeña luz a batería y un cargador para su teléfono.

El joven declaró también que estuvo casado en algún momento, pero como no podía ganar las 30 mil rupias (unos 395 dólares) que su pareja le pedía por mes, finalmente la dejó.

Después de pedir ayuda a las autoridades en numerosas ocasiones solo para ser ignorado, Tarzán de Karachi dijo que en este momento su esperanza está solo en Dios Todopoderoso.

 

Por Clarín

 

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