El sorprendente origen de los nombres de la ropa - 800Noticias
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¿Sabes de lo que hablas? No, nos referimos tanto al significado de las palabras como a conocer su origen. Como señala el autor de ‘Eponimón. El sorprendente origen de las palabras con nombre propio’ (Ariel), Javier del Hoyo, cada día usamos multitud de palabras que proceden de apellidos, nombres de personas o de ciudades. En el fragmento que reproducimos a continuación recogemos aquellas relacionadas con el mundo de la moda.

Me ha pedido mi sobrina que le acompañe de compras porque no quiere ir sola. Ir de compras con una adolescente o presadolescente es la mejor manera de comprobar que hombre y mujer no somos iguales, por más que algunos insistan en ello. Igualdad ante la ley, por supuesto; ante Dios, sin duda; pero si usted cree a pies juntillas que hombre y mujer somos iguales, haga la prueba.

Lo primero que necesita son unos leotardos para ir al cole, esa prenda, “generalmente de lana, que cubre y ciñe el cuerpo desde la cintura hasta los pies”. Los inventó el francés Jules Léotard (1838-1870), trapecista que hacía peligrosas piruetas en el aire y que, para mejor evolucionar en sus movimientos, diseñó una especie de mallas que se ceñían perfectamente al cuerpo hasta el abdomen. En sus memorias reconoció que tal prenda la creó también para encandilar a las damas “no ocultando los rasgos más importantes de mi anatomía”. Gracias a su presunción de virilidad, hoy miles de personas, especialmente mujeres, se benefician de aquella prenda. Y unas polainas, prenda que cubre la pierna del tobillo a la rodilla, del francés ‘poulaine’, piel ‘de Polonia’, polaca.
Le apetece luego una rebeca, “chaqueta femenina de punto, sin cuello, abrochada por delante, y cuyo primer botón suele estar a la altura de la garganta”. El origen de su nombre está en la película ‘Rebecca’ de Alfred Hitchcock, basada en una novela de Daphne du Maurier. Fue en 1049 cuando Joan Fontaine protagonizó este film en que lucía una chaqueta de punto muy fino a lo largo de varias escenas. En España tuvo tal éxito entre las jóvenes del momento que enseguida se adoptó el nombre del misterioso personaje que daba título al filme. Lo anecdótico del caso es que Rebeca no aparece en la película, porque desde el principio ha muerto. Pero en realidad esta prenda ya existía y era llamada cárdigan, que debe su nombre a James Thomas Brudenell (1797-1868), séptimo conde de Cardigan, militar inglés que impuso su uso durante la guerra de Crimea. El 25 de cotubre de 1854 dirigió la famosa Carga de los Cuatrocientos durante la batalla de Balacalava, en el llamado desde entonces Valle de la Muerte, pero ha pasado a la historia no tanto por aquella sangrienta acción, como por este tipo de jersey de lana tejido a mano que formaba parte habitual de su indumentaria y al que dio nombre. Por cierto, jersey procede de Jersey, isla inglesa del canal de la Mancha donde se fabricaba.

En esta misma guerra de Crimea se distinguió otro almirante británico, lord Raglán (1788-1855), cuyo nombre era F.J.H. Somerset. Y surgió el raglán, especie de gabán de hombre, holgado y con una esclavina corta, que se usaba a mediados del siglo XIX. Y la manga raglán o ranglan, que es la que comienza en el cuello y cubre el hombro. Existe también una especie de esclavina usada por las señoras para abrigo, y por los hombres en vez de capa llamada talma, por el célebre trágico francés François-Joseph Talma (1763-1826). La mariantonieta era una especie de esclavina que usó esta reina de Francia (1755-1793), con la que aparece representada en algunos grabados.

En 1954 Billy Wilder estrenaba ‘Sabrina’, filme donde Audrey Hepburn lució unas bailarinas de ante negro que se convirtieron en todo un icono de elegancia
El influjo del cine y de la novela en la indumentaria ha sido enorme, ya que pamela, ese “sombrero de paja, bajo de copa y ancho de alas, que usan la mujeres, sobre todo en el verano”, procede del nombre de la protagonista de ‘Pamela’, novela de Samuel Richardson publicada en 1740. En ella se narra la historia de una joven obligada a defender su honor. La historia está contada en forma de cartas que Pamela escribe a sus padres. La señora de la casa en la que sirve la confía en su lecho de muerte a su hijo, un libertino que intenta seducirla. Pamela se resiste hasta que, hábilmente, consigue casarse con él. La primera versión en castellano se publicó en Madrid en 1794. En español se utilizó por primer vez el nombre en 1853.
En 1954 Billy Wilder estrenaba ‘Sabrina’, filme donde Audrey Hepburn lució unas bailarinas de ante negro que se convirtieron en todo un icono de elegancia. La joven Sabrina, hija del chófer británico de los poderosos Larrabee, estaba enamorada del hijo menor de la familia, que coqueteaba con ella. Aquel calzado suscitó furor, y hoy día se llaman sabrinas a las zapatillas de ese tipo. Hace años se oía mucho el uso de bambas (por la marca comercial Wambas, a partir del rey visigodo Wamba), para playeras o zapatillas de lona.
En la misma zona de zapatos vemos manoletinas, calzado de tipo plano o con muy poco tacón, de punta redondeada, que puso de moda el diestro Manolete (1917-1947). Es un calzado plano y flexible que ha traspasado las fronteras del toreo. A este calzado se le conoce también como bailarinas, por su parecido con el que se baila en la danza clásica. Hoy se han convertido en todo un clásico en la moda femenina, gracias a su comodidad y su versatilidad.”
Con información de El Confidencial. 
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