El socialista Illa y el independentista Puigdemont buscan mayorías para gobernar Cataluña
EFE/FotoReferencial
El socialista Salvador Illa, ganador de las elecciones celebradas ayer en Cataluña (norte de España), y el expresidente Carles Puigdemont, líder del independentista Junts, segunda fuerza, anunciaron este lunes su deseo de presidir el gobierno autonómico, poco después de que el actual presidente en funciones, Pere Aragonés, anunciara que se retira de la primera línea.
Los comicios dejan una aritmética endiablada, sin mayorías claras, y abren un proceso de negociación poselectoral complejo por lo vetos cruzados entre independentistas, antiindependentistas, progresistas y conservadores y por la proximidad de las elecciones europeas, cuya campaña arranca dentro de once días, dificultando todavía más los acercamientos entre partidos.
Los ajustados resultados electorales de anoche han dado lugar a un día después incierto, en el que la formación del actual presidente, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que fue el tercer partido más votado, tiene la llave para decantar el duelo Illa-Puigdemont.
El presidente catalán, Pere Aragonés, se retira de la primera línea política
El líder de ERC, Pere Aragonès, compareció hoy para anunciar su decisión de apartarse de la primera línea política y no recoger el acta de diputado tras los malos resultados de su candidatura.
Aragonès toma esta decisión por «responsabilidad y honestidad» y ahora iniciará «una nueva etapa», ya que los resultados propician un «cambio de rasante» en el que el independentismo ya no suma una mayoría parlamentaria en Cataluña suponen «un giro hacia la derecha», según sus palabras.
«No estaremos para facilitar una investidura del Partido Socialista de Cataluña (PSC) y no participaremos en operaciones que necesitan del acuerdo entre el partido de Puigdemont y el PSC», advirtió el presidente catalán en funciones.
Los socialistas solo contemplan un escenario: Illa presidente
A pesar de la renuncia de Aragonès, los socialistas catalanes insisten en que su prioridad es presidir Cataluña con las fuerzas de izquierdas, es decir, con ERC y Comuns.
Pero el candidato socialista no es el único que quiere ser presidente de la Generalitat. También anunció hoy su candidatura el expresidente Carles Puigdemont, en una rueda de prensa convocada en Francia, ya que no puede entrar en España desde que huyó tras su intento de declarar la independencia de Cataluña en 2017.
Puigdemont quiere liderar un gobierno independentista
Puigdemont expreso su voluntad de liderar un gobierno «de coherencia» con los otros dos partidos independentistas de Cataluña: ERC y la CUP, aunque necesitaría inevitablemente la abstención de los socialistas.
La respuesta de estos últimos no se hizo esperar: «no apoyaremos la investidura de Puigdemont, la ciudadanía ha hablado claro y el independentismo en este momento no tiene una mayoría legítima como para reclamar este Govern encabezado por Puigdemont. Esto le tiene que quedar muy claro a Puigdemont, aunque nos amenace con bloquear la gobernabilidad en España», dijo la portavoz del PSC, Núria Parlon.
ERC tiene la llave
Paradoja de las elecciones de este domingo: la ERC más débil de la última década tiene en sus manos la valiosa llave de la gobernabilidad, para permitir la investidura de Salvador Illa o ayudar a Carles Puigdemont a disputársela.
Quizá sea más una maldición que un golpe de suerte, porque este poder de decisión puede tensar aún más las costuras internas de una ERC que se ve abocada a una renovación forzosa, tras desplomarse en las urnas al pasar de 33 a 20 escaños.
Las consecuencias en la política española
Puigdemont no ha tardado ni 24 horas en comparecer en rueda de prensa para anunciar su intención de presentar su candidatura a la presidencia de la Generalitat en el debate de investidura.
Para ello, confía en una carambola ahora mismo inverosímil para constituir «un Govern de coherencia soberanista», sumando sus 35 escaños con los 20 de ERC, incluso con los 4 de la CUP (en total: 55 o 59), y esperar a que los socialistas le brinden su abstención, a cambio de su apoyo a la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
Sánchez fue investido presidente del Gobierno español con el apoyo de los independentistas, pero los socialistas aseguraron que en estos momentos las elecciones catalanas no afectan a la gobernabilidad de España.
El principal partido de la oposición española, el Partido Popular, hace una lectura muy diferente del momento que atraviesa la política española y no descarta que el presidente del Gobierno sacrifique a su candidato en Cataluña y permita gobernar a Puigdemont.
Un panorama incierto que tendrá que aclararse antes del 10 de junio, fecha máxima para constituir el nuevo Parlament. EFE
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