El Salón de la Fama del Béisbol Venezolano recibe a tres nuevos miembros
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Edwin Hurtado, Leonardo Hernández y Carlos «Terremoto» Ascanio fueron entronizados en el Salón de la Fama del Béisbol Venezolano, en un acto ceremonial llevado a cabo en las instalaciones del Museo del Béisbol, en Valencia, y con la presencia de los dos primeros.
«Gracias a mi familia por el apoyo en cada temporada, a mis compañeros y a los periodistas», expresó Hurtado, emocionado, durante su discurso de exaltación durante el acto realizado el pasado sábado. «Fue un trayecto bastante largo, pero el tiempo de Dios es perfecto».
«Siempre llegaba segundo (en la votación)», recordó Hernández. «Agradezco a toda la organización y directiva del Salón de la Fama. Estoy muy feliz y agradecido con mi familia y mis compañeros».
Hurtado es el pitcher más ganador en las postemporadas de la LVBP y Hernández fue un slugger con cuatro estupendas herramientas, el primer 70-70 en el circuito profesional local.
Ambos resultaron elegidos por votación del Comité Contemporáneo.
Ascanio es el único criollo que participó en las exigentes Ligas Negras de Estados Unidos y fue seleccionado por el Comité Histórico.
Oswaldo Olivares, miembro también del Salón de la Fama, representó al fallecido Terremoto en el acto.
El Salón de la Fama del Béisbol Venezolano fue creado por la familia Cárdenas Lares con el objeto de rendir honores a las más grandes estrellas nativas de los diamantes, sin importar dónde fue su brillo.
Allí están los principales bigleaguers del patio, los astros más notables de la LVBP (el ente que actualmente administra el museo) y figuras que refulgieron en ligas internacionales, como Robert Marcano, leyenda en Japón, y ahora Ascanio.
Carreras destacadas
Juan José Ávila, presidente del Museo, encabezó las actividades y resaltó que el pabellón mantenga sus puertas abiertas, «en medio de tantas dificultades» que vive Venezuela.
Hurtado era elegible desde 2013 y recibió 81 por ciento de los votos. Ganó dos veces la Triple Corona del pitcheo en el torneo nacional con los Cardenales de Lara, y su combinación de 68 victorias, efectividad de 3.06 y 902 innings únicamente es igualada por el cubano Diego Seguí y Luis Leal, miembros también del templo valenciano.
Fue tres veces campeón con los pájaros rojos y dejó marca de 23-7 en los playoffs del circuito local, con 2.50 de efectividad en 57 encuentros, casi siempre como abridor, con 288 entradas en total.
Nadie tiene acá más victorias que él en postemporada. Además, escolta a los también inmortales Urbano Lugo Jr. (con 2.32 de efectividad) y Giovanni Carrara (con 326.2 episodios recorridos) en esas instancias. Exportó su talento a Japón, México y Corea del Sur, además de la MLB.
Hernández esperaba por su elección desde que apareció en la primera planilla, emitida en 2005, pues no conseguía el necesario 75 por ciento de apoyo. Tampoco quedaba eliminado, pues no sacaba menos de 5 por ciento en dos años consecutivos, la única manera en la que un jugador elegible es descartado definitivamente.
Aguardó en ese limbo, a pesar de haberse retirado en 1994, siendo entonces el segundo máximo jonronero de la LVBP, detrás de Antonio Armas. Fue el primer 70-70 en la liga, un logro que únicamente ha igualado Robert Pérez.
Grandeliga con los Yanquis de Nueva York y los Orioles de Baltimore a mediados de los años 80, brilló en un tiempo en el que escaseaban los grandeligas criollos. Destacó con cuatro herramientas, pues además fue un antesalista de buena defensiva y potente brazo.
Ascanio se dio a conocer en los tiempos del béisbol semi amateur, en la Primera División, antes de jugar en Cuba y ser contratado para defender a los New York Black Yankees. Fue el único venezolano que participó en las Ligas Negras, donde dejó .288 de average.
Con Terremoto, fallecido en 1998, hay una discrepancia sobre su sitio de nacimiento. El periodista e investigador Juan Vené ubica en Caracas su lugar natal, mientras que la Enciclopedia del Béisbol en Venezuela lo fija en Santa Lucía, estado Miranda.
Fue estrella de la LVBP, donde jugó por 15 campañas, a pesar de haber empezado a hacerlo a los 31 años de edad. Allí, fue pieza clave de los campeones Sabios del Vargas en 1946, el torneo fundacional del circuito nativo. Ese año bateó para .378 como inicialista titular, con .480 de slugging.
Fue campeón con esa misma divisa en la zafra 1946-1947 y luego con el Industriales de Valencia en la justa 1957-1958, a los 42 años de nacido, ya como jugador de la reserva. Vistió también los uniformes del Cervecería Caracas, Patriotas del Venezuela, Gavilanes de Maracaibo, Licoreros de Pampero y Centauros de Maracaibo.