El reloj inteligente que lo aguanta todo: Amazfit T-Rex Pro
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El Amazfit T-Rex Pro es la opción más resistente que ofrece el popular fabricante de smartwatches, aunque no esté a la altura de los mejores en tecnología.
Amazfit ha sufrido muchos cambios en los últimos años, en su afán por establecerse como una de las principales referencias del sector sin depender de las grandes. Con lanzamientos como el reciente Amazfit GTR 3 Pro lo está consiguiendo, al ofrecer mucha tecnología a bajo precio; también destacamos la gama Zepp, que apunta más al lujo y al ‘premium’.
Pero esos no son los relojes que te llevarías a la aventura, especialmente si va a ser ‘movidita’. Para esos casos, tenemos el T-Rex Pro, un smartwatch de 169,90 euros que prioriza otros aspectos como la resistencia y las posibilidades al aire libre.
Grande y robusto
Que este no es un reloj convencional es evidente a la vista. Hay pocos modelos que sean tan gruesos y tengan un diseño tan amenazante como este; sólo con mirarlo sabes que va a ser capaz de resistir lo que le echen.
De hecho, es probablemente el reloj inteligente más grande que he probado, al menos en cuestión de grosor, de nada menos que 13,5 mm; pero no es que el fabricante no haya podido hacerlo más pequeño, es que todo ese espacio tiene el propósito de proteger los componentes internos, con una carcasa de policarbonato que ha sido certificada con el estándar militar MIL-STD.
Eso no sólo significa que es capaz de resistir los golpes, sino también las situaciones más extremas, como temperaturas de hasta -40 grados y 70 grados, y una humedad de 240 h. Por supuesto, también lo podemos meter en el agua, e incluso podemos nadar a grandes profundidades, de hasta 100 metros, con el reloj puesto.
Pero esos datos no me han sorprendido tanto como las sensaciones que me ha dado. Pese a su tamaño, es un reloj ligero, de apenas 59,4 gramos, y mucho más cómodo de lo que me esperaba; parece mentira, pero no me ha molestado en mi día a día, ni durmiendo, y creo que la clave está en la correa de caucho de silicona y el diseño de la parte inferior del reloj, que hacen que en ningún momento sienta como si me estuviese apretando, o como si fuese un peso adicional en la muñeca.
Un detalle que no me gustó mucho, pero que he llegado a apreciar con el paso de los días, es la presencia de nada menos que cuatro botones. Normalmente, tenemos sólo dos, o incluso sólo una corona de desplazamiento, pero en este caso son botones físicos. Y tiene sentido, si te paras a pensarlo; es menos probable que se rompan, tiene un tacto rugoso (para encontrarlos sin tener que mirar), y permiten controlar todos los aspectos del reloj sin usar la pantalla táctil. Si estamos buceando, por ejemplo, no podremos usar la pantalla táctil, así que unos botones adicionales que nos permitan pasar por los menús serán de gran ayuda.
La tecnología justa
La interfaz del Amazfit T-Rex Pro también es fácil de usar. El botón superior derecho nos permite abrir la lista de ejercicios, con más de 100 modos deportivos incluidos, y sirve para seleccionar opciones; el botón inferior derecho abre la lista de apps y funciones, además de servir para salir de los menús. Los botones izquierdos nos permiten subir y bajar por los menús.
Todo esto no significa que la pantalla táctil no sea usable. Con un tamaño de 1,3 pulgadas, permite ver fácilmente la información, a la que podemos acceder en todo momento deslizando desde abajo. A diferencia de otros relojes, aquí no tenemos tarjetas de información por las que pasar, sino que todos los datos están acumulados en ese menú inferior; es mejor si queremos ver rápidamente nuestro estado, pero puede que echemos en falta una mayor extensión en los datos disponibles.
En ese caso, no tenemos más remedio que usar la app del móvil; la buena noticia es que es tan completa como siempre. La app (llamada Zepp) está disponible tanto para iOS como para Android, y por lo tanto, esta es una de las pocas opciones que funcionan perfectamente sin importar el tipo de móvil que tengas; esa es una de las grandes ventajas de comprar un Amazfit, y en mi caso, he podido usarlo con un iPhone y con Apple Health sin ningún problema.
Desde la app oficial es donde podrás obtener más información sobre los sensores integrados en el Amazfit T-Rex Pro. Destaca el medidor de oxígeno en sangre (SpO2), como el que tienen modelos más caros, pero me ha decepcionado un poco que no sea capaz de realizar mediciones automáticas, algo que hubiera sido muy útil para el registro del sueño y así saber si nos estamos quedando sin aire mientras dormimos. Al menos, el reloj es capaz de detectar la altura, y de notificarnos si hemos llegado a un punto lo suficientemente alto como para tener problemas respiratorios, animándonos a realizar una prueba de oxígeno en sangre.
Lo que sí se registra continuamente es la frecuencia cardíaca, y eso incluye las alertas instantáneas cuando el reloj detecta que es demasiado alta, algo que nos puede salvar durante nuestros ejercicios. También puede controlar nuestro estrés, registrando la variabilidad de la frecuencia cardíaca, en tiempo real.
Con información de El Economista.es