El rasgo común que predice el riesgo de demencia según la ciencia
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Las demencias son un grupo de patologías neurodegenerativas fuertemente asociadas al envejecimiento que afectan hasta a un millón de personas en España, y se espera que la cifra se multiplique en las próximas décadas a medida que la población envejece. Aunque se trata de patologías muy complejas y hasta el momento no disponemos de una cura, la detección temprana puede ayudar a abordar la condición de manera precoz y ralentizar su progresión.
En este sentido, se hace fundamental dar con herramientas que permitan distinguir a los pacientes con mayor riesgo de sufrir estas enfermedades. Con este objetivo, recientemente un grupo de investigadores de la Universidad de Radboud (Países Bajos) y de Kaiser Permanente Washington (Estados Unidos) han querido determinar si la variabilidad en la presión sanguínea en la mediana edad y en las personas mayores se puede relacionar con un riesgo incrementado de demencia más adelante en la vida.
Las variaciones de tensión sanguínea
Tal y como publican en el portal especializado JAMA Neurology, para lograr tal cosa analizaron una muestra de 820 participantes de entre 65 y 90 años, realizándoles un reconocimiento médico que incluía un cribado del rendimiento cognitivo al principio del estudio y cada dos años a partir de ahí.
Lo que encontraron es que, mientras que la variabilidad en la tensión no predecía una mayor posibilidad de desarrollar demencia cuando se registraba en personas que estaban entre los 60 y los 90 años, a partir de ese punto sí que era un predictor potente.
Concretamente, los ancianos mayores de 90 años con este rasgo (una tensión sanguínea altamente variable) mostraron hasta un 35% más de probabilidades de desarrollar demencia.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Hay que subrayar que cierto nivel de fluctuación en la presión sanguínea es común. En todas las personas, se producen variaciones a lo largo del día, que incluso pueden darse en intervalos tan cortos como 10 minutos.
Sin embargo, en ocasiones estas variaciones exceden lo normal. Algunos de los factores de riesgo para que esto suceda incluyen la edad elevada, el género femenino, el peso corporal, el consumo de tabaco o alcohol, el estrés psicológico, la vasoreactividad (por ejemplo, ante el frío) o ciertos daños orgánicos como la hipertrofia ventricular izquierda, la enfermedad renal crónica, la enfermedad vascular periférica o la enfermedad aterosclerótica subclínica. Coincidentemente, varios de estos son también factores de riesgo en la demencia.
Con información de 20Minutos
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