A los 76 años de edad, el intérprete de “Pavo real” y “Dueño de nada” reveló detalles sobre sus problemas de salud y las adversidades que ha tenido que atravesar. El Puma recibió un doble trasplante de pulmón a finales de 2017 a causa de una grave enfermedad que casi acaba con su vida, así lo reseño El Nacional.
En una nota que publica el diario ABC de España sobre el programa cita al cantante: «Quiero vivir muy intensamente todo el tiempo que me queda, lo que Dios me quiera dar. Por eso quiero disfrutar”.
El Puma supo que algo andaba mal durante la grabación de “Los amigos”. “Me salió una voz de ultratumba, muy grave. Grabé la canción, pero tomando aire para poder llegar. Cada vez me sentía peor. En 2014, fui a un show en Barranquilla, en Colombia y no pude cantar. Me tuvieron que enchufar el oxígeno en vivo, allí en directo. Así empezó todo”, recordó.
“Morí tres veces, Bertín. ¿Cómo te explico la muerte? Clamaba y rogaba a Dios y a Cristo que me dieran otra oportunidad, porque no me podía ir. Aquí me quedaban muchas cosas por hacer”, confesó el artista en el programa Mi casa es la tuya, transmitido por TeleCinco, al referirse a los momentos más duros de la enfermedad. “Tengo fibrosis pulmonar idiopática. Empieza lento y después va progresando. No hay cura, por mucho que digan. Se te endurecen los pulmones y no puedes respirar. Es curioso, porque puedes estar varios días sin comer ni beber y sobrevivir, pero no puedes estar ni un minuto sin respirar, porque mueres”, reveló.
Sobre el trasplante que recibió, el cantante contó lo complicada que fue la espera por el donante: “Esperar es difícil, pero la recuperación más. La espera es muerte, es como morir todos los días. Si ya era un milagro poder operarte con 40 años, conmigo ya… ¡pero mira, aquí estoy! Y eso que perdí la esperanza. Había días que amanecía casi despidiéndome. Tengo muchas ganas de conocer a la familia de mi donante, porque me salvó la vida”.
Durante la emotiva conversación, Rodríguez recordó una anécdota que vivió junto a su esposa, Carolina Pérez, en el hospital: “Cuando fui al quirófano, sabía que podía vivir, pero también morir. Un día, poco antes, estaba con ella y traté de hablarle y pedirle un vaso de agua. Pero mi lengua se torció por completo. No podía, trataba de hablar en español y no podía. Comencé a hablar una lengua que no sé cuál es. Ella me dice que es arameo, pero no lo sé. ¡Empecé a hablar sin parar una lengua que en mi vida había hablado! Y lo único que acerté a decir fue: ‘Cristo, perdóname’. Nunca en mi vida lloré tanto como esa noche».
El intérprete, que desea volver a cantar en corto o mediano plazo, concluyó: “Esta oportunidad que Dios me da es maravillosa. No tengo tiempo que perder, pero tampoco para equivocarme”.
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