El príncipe Andrés y Sarah Ferguson heredan los corgis de Isabel II - 800Noticias
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El príncipe Andrés, hijo de Isabel II, y su exmujer Sarah Ferguson se quedarán con los perros corgis que dejó la reina a su muerte y que se habían convertido en una de sus señas de identidad.

Un portavoz de Andrés, duque de York, confirmó que serán ambos excónyuges, que conservan una muy buena relación pese a su separación, quienes se encarguen de los dos corgis, de nombres Muick y Sandy, según la prensa británica.

Durante el confinamiento por la pandemia de la Covid-19, Andrés regaló a su madre un corgi, Muick, y un dorgi (híbrido entre corgi y perro salchicha) llamado Fergus, pero este último murió en mayo de 2021, poco después del deceso del marido de la reina, Felipe de Edimburgo.

Para reemplazarlo, las hijas de los duques de York, Beatriz y Eugenia, le regalaron a su abuela otro corgi, Sandy, por su 95 cumpleaños.

La monarca había llamado a Fergus como su tío, muerto en combate durante la Primera Guerra Mundial, y a Muick como uno de los lagos en su residencia veraniega de Balmoral, en Escocia, donde falleció el pasado jueves a los 96 años.

Los corgis de Isabel II, que se habían convertido en uno de sus distintivos universales, disfrutaban de una vida de comodidades con su antigua dueña: chefs de la realeza preparaban con esmero su menú, psicólogos caninos los atendían cuando surgían problemas entre ellos, y tenían su propio calcetín en Navidad donde recibían sus regalos.

Tras su muerte, muchos se preguntaban qué sucedería con los canes de Isabel, aunque la hipótesis más extendida entre los expertos en la casa de los Windsor era que el cuidado de los perros recaería en Andrés, de quien se dice que era su hijo favorito.

La pasión de la soberana por los corgis se remonta a la tierna edad de los siete años, cuando convenció a su padre que le comprase uno. Por aquel entonces, Jorge, duque de York, no era siquiera el heredero de la Corona y la familia vivía una vida tranquila y acomodada en una casa del centro de Londres.

La mayoría de los más de 30 perros que la difunta tuvo en su vida eran de la raza autóctona corgi galés de Pembroke.

Ahora, la comunidad de dueños de corgis en el Reino Unido siente que se han quedado sin la gran madrina de sus animales.

Para Kay Hogg, secretaria en Escocia de la Liga de Corgis de Gales, con el deceso «se ha perdido una parte de nuestro mundo».

En declaraciones a la agencia local PA, Hogg recordó que «allá donde iba la reina, había siempre corgis», una raza que calificó de «pequeños perros con grandes personalidades». EFE

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