El pico de casos en el sur y oeste de EEUU altera la «nueva normalidad»
EFE
Los casos de COVID-19 no paran de aumentar en EEUU, especialmente en estados del sur y el oeste del país, como California, Arizona, Texas y Florida, lo que está generando que las autoridades estatales advirtieran este jueves de una posible pausa a sus medidas de reapertura para prevenir una mayor propagación.
Este hipotético repliegue se producirá después de conocerse que Estados Unidos sumó más de 37.000 nuevos contagios de coronavirus, una cifra récord muy parecida a las registradas a finales de abril, durante el pico de la pandemia en la región de Nueva York.
Las muertes, sin embargo, no se han disparado en EEUU y promedian menos de 1.000 diarias, lejos de las 2.500 que se alcanzaron en abril.
QUEDARSE EN CASA GANA ENTEROS EN CALIFORNIA
Uno de los estados más impactados en estos momentos es California, donde la tasa de hospitalización por coronavirus ha crecido un 32 % en los últimos 14 días, informó el gobernador de ese estado, el demócrata Gavin Newsom, en una rueda de prensa este jueves.
«En la medida en que no veamos avances, y no lo estamos viendo ahora, nos reservamos el derecho de poner una pausa en términos de avanzar en la fase posterior y tenemos el capacidad de volver a dictar la orden de permanecer en el hogar», alertó Newsom.
California ya fue uno de los primeros estados en implementar esa normativa, aunque posteriormente sí promulgó una reactivación paulatina de la actividad económica.
La zona más afectada del estado es el condado de Los Ángeles, donde se han reportado más de 2.000 casos diarios últimamente.
Es por eso que el alcalde de la ciudad angelina, el también demócrata Eric Garcetti, pidió a sus residentes que se queden en casa » el mayor tiempo posible» para reducir el riesgo de contagio.
«Usar mascarilla, practicar el distanciamiento físico, lavarnos las manos y quedarnos en casa siempre que podamos es nuestra mejor defensa», argumentó en una rueda de prensa el miércoles.
MÁS DE 5.000 CASOS DIARIOS EN TEXAS Y FLORIDA
Texas, uno de los estados más poblados de EE.UU. con 29 millones de habitantes, reportó este miércoles 5.500 contagios confirmados de COVID-19, convirtiéndose así en uno de los epicentros de la actual etapa de la pandemia en el país.
Por ese motivo, el gobernador de ese estado sureño, el republicano Greg Abbott, ordenó este jueves frenar el proceso de reapertura económica del estado debido al récord registrado en el número de hospitalizaciones y contagios confirmados de COVID-19.
«Lo último que quiero hacer como estado es dar marcha atrás y cerrar los negocios. Esta pausa temporal ayudará a nuestro estado a controlar la expansión hasta que seamos capaces de entrar en la siguiente fase de la apertura económica de nuestro estado», dijo Abbott en un comunicado.
El repunte se concentra en las áreas metropolitanas de Houston y Dallas, y en ciudades como Austin, San Antonio y El Paso.
Actualmente, Texas cuenta con 4.389 pacientes hospitalizados con COVID-19, frente a los 2.793 de hace una semana, según datos del Departamento de Salud estatal.
Una situación parecida se vive en Florida, estado en el que los casos diarios de la COVID-19 repuntaron de nuevo este jueves con 5.004 personas positivas y 46 fallecidos, superando la barrera de los 5.000 por segundo día consecutivo.
LOS CDC ESTIMAN 20 MILLONES DE CONTAGIOS
En total, Estados Unidos es el país del mundo más afectado por la pandemia con 2.388.865 casos confirmados y 122.071 muertes, más del doble del segundo, que es Brasil, según la Universidad Johns Hopkins.
No obstante, el número real de estadounidenses que han sido infectados con COVID-19 podría superar los 20 millones, según nuevas estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades publicadas este jueves.
«Nuestra mejor estimación en este momento es que por cada caso que se informa, en realidad hay otras diez infecciones», dijo el director de los CDC, Robert Redfield, en una llamada con periodistas.
Redfield explicó que la estimación proviene de observar muestras de sangre en todo el país para detectar la presencia de anticuerpos contra el virus y darse cuenta de que por cada caso confirmado de COVID-19, diez personas más tenían anticuerpos.