El pequeño comercio francés respira con su reapertura
EFE
El pequeño comercio francés recibió este sábado un impulso con el que espera salvar la temporada de Navidad gracias a su reapertura, que se produce en el marco de un desconfinamiento progresivo en el país.
Las consideradas hasta ahora tiendas no esenciales, como las de ropa, las zapaterías o las librerías, y otros establecimientos como las peluquerías, pudieron volver por fin a recibir clientes, casi un mes después de que el pasado 30 de octubre tuvieran que cerrar sus puertas por el avance de la pandemia.
Al mismo tiempo, grandes superficies como los hipermercados Carrefour o Monoprix vieron autorizada la venta de productos como libros o ropa, vetada hasta ahora para evitar una competencia desleal.
«Hoy todos estamos ansiosos», le decía una dependienta de la cadena de perfumerías Marionnaud en París a uno de los primeros clientes que se acercaron por la mañana a por un regalo.
El nerviosismo está justificado: ese sector en concreto registra entre el 30 y el 40 % de su facturación anual durante las fiestas de Navidad, y en términos generales el comercio llega de una temporada difícil con las manifestaciones de los «chalecos amarillos», las huelgas por la reforma de pensiones o ahora los confinamientos.
La pandemia ha afectado a grandes y pequeños. El grupo de las Galerías Lafayette, según el diario «Le Figaro», calcula que perderá la mitad de su cifra de negocios este año, y otros como Bon Marché prevén un descenso del 25 al 35 % de sus ventas.
Mayor protocolo sanitario
La autorización de la reapertura fue anunciada el pasado martes por el presidente, Emmanuel Macron, y ha reforzado el protocolo sanitario limitando el aforo a un cliente por cada ocho metros de superficie de venta, el doble que antes del confinamiento.
En los comerciantes pesa más el alivio de volver a la actividad. «Es importante tener la oportunidad de vender nuestros productos para Navidad y de aportar un mejor servicio a nuestros clientes habituales», explica a EFE la gerente de la cadena de tiendas de maletas y artículos de viaje Rayon d’Or, Sophie Gamby.
En este tiempo, de sus 46 trabajadores en sus ocho establecimientos de la capital solo se han mantenido en activo los indispensables para la venta electrónica, que no ha terminado de arrancar.
«En la compra por internet no puedes tocar y recibes menos consejo. Con las maletas es mejor comparar en persona para hacerte bien una idea de su capacidad», señala Gamby, que admite que la disminución de los vuelos les ha afectado pero no hundido porque su situación anterior estaba «saneada».
Como en su local, esta primera de jornada de trabajo estuvo caracterizada en otros por las prisas para ultimar el protocolo sanitario, con flechas en el suelo para distribuir los flujos de clientes o la distribución de tarjetas con las que controlar el aforo.
En el simbolismo del día participaron el primer ministro, Jean Castex, y el titular de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que visitaron a comerciantes de la ciudad de Reims, en el norte de Francia, como muestra de apoyo.
«La característica de este virus es que no despeja completamente el horizonte. Estamos afinando nuestras reglas en colaboración con los profesionales. Nos adaptaremos en función de los resultados», dijo a la prensa el jefe del Gobierno.
Bares y restaurantes cerrados
En Francia la cifra de muertes diarias por coronavirus ronda en los últimos días las 400 en los hospitales y el Ejecutivo todavía no ha fijado una fecha prevista de reapertura para los bares y restaurantes.
«Vamos a tener paciencia, como hemos hecho desde el principio. No me importa esperar siempre y cuando la reapertura sea definitiva, no bajo la amenaza de un tercer confinamiento y cierre», señala a EFE el director del café-restaurante parisino Les Parigots, Quentin Gallic.
Este último mes ha intentado cubrir los gastos con la venta para llevar de pizzas, pollo asado y platos del día, pero registra apenas entre el 5 y el 10 % de su facturación habitual. «Solo con eso no podemos sobrevivir», sentencia.
Le Maire anunció este sábado que la indemnización para las empresas forzadas a un cierre administrativo o que se han visto especialmente afectadas por la pandemia se ha elevado a hasta 200.000 euros al mes, el doble que hasta ahora. EFE