El Papa habla de armas nucleares - 800Noticias
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EFE

El papa Francisco advirtió hoy de la «locura» a la que lleva esta «trágica guerra» en Ucrania en la que algunos piensan en usar las armas nucleares, durante la catequesis pronunciada en la audiencia general que se celebró en la plaza de San Pedro.

Por otra parte, también recordó la «terrible situación» que están viviendo los ucranianos y pidió «unirse» a este pueblo, tras explicar que este martes habló con el limosnero pontificio, el encargado en el Vaticano de auxiliar a los pobres, el cardenal polaco Konrad Krajewski, quien se encuentra en Ucrania llevando ayuda.

«Él está ayudando en la zona de Odessa y me ha contado el dolor de este pueblo, de los cadáveres que encuentra, que han sido torturados», explicó Francisco.

Krajewski, enviado por el papa a Ucrania por cuarta vez, viajó con el obispo de Járkov-Zaporiyia, Pavlo Honcharuk, a Izium, localidad abandonada por los rusos y donde se encontraron los restos de unas 500 personas y donde, explicó, «fuimos testigos de como sacaba de las tumbas, a menudo comunes, los cuerpos de pobres ucranianos asesinados, hace unos 3-4 meses, algunos recién enterrados allí. Uno se queda estupefacto ante tal horror».

Francisco dedicó hoy la audiencia a describir su reciente viaje a Kazajistán para participar en el Congreso de Líderes religiosos y valoró que en este país han tomado decisiones «muy positivas» como «decir no a las armas nucleares y la de tener buenas políticas energéticas y ambientales»

«Esto ha sido muy valiente, en un momento en el que esta trágica guerra nos lleva a que algunos piensen en las armas nucleares. ¡Qué locura!», afirmó.

En otro momento de su catequesis, el papa recordó que el lema del viaje fue «Mensajeros de la paz y la unidad» y pidió que «Cristo resucitado nos conceda la gracia de ser portadores de su paz y constructores de unidad en cada uno de nuestros ambientes».

Asimismo reconoció al gobierno kazajo «que, tras haberse liberado del yugo del régimen ateo, propone ahora un camino de civilización que mantiene unidos política y religión, sin confundirlas ni separarlas, condenando claramente fundamentalismos y extremismos».

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