El Papa denuncia que el trabajo es a menudo rehén de la injusticia social - 800Noticias
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EFE

El papa Francisco denunció hoy que el trabajo es «a menudo rehén de la injusticia social» al hablar de las victimas de los accidentes laborales y de aquellos pagados en negro y recordó que «es un derecho y deber fundamental de la persona», durante la audiencia general.

Francisco dedicó la catequesis a la figura de San José y su labor de carpintero: «Este dato biográfico de José y de Jesús me hace pensar en todos los trabajadores del mundo, de forma particular en aquellos que hacen trabajos duros en las minas y en ciertas fábricas», dijo.

También recordó a «aquellos que son explotados con el trabajo en negro; las víctimas del trabajo; los niños que son obligados a trabajar y aquellos que hurgan en los vertederos en busca de algo útil para intercambiar», y a quien está sin empelo, «los que se sienten justamente heridos en su dignidad porque no encuentran un trabajo».

Lo que da dignidad, resaltó, no es «traer el pan a casa» sino «ganarse el pan» y añadió que «si no damos a la gente la capacidad de ganarse el pan es una injusticia social».

«Muchos jóvenes, muchos padres y muchas madres viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente. Y muchas veces la búsqueda se vuelve tan dramática que les lleva hasta el punto de perder toda esperanza y deseo de vida», destacó Francisco.

Afirmó que en estos momentos de pandemia «muchas personas han perdido el trabajo y algunos, aplastados por un peso insoportable, han llegado al punto de quitarse la vida» y pidió a los fieles reunidos en el aula Pablo VI un momento de silencio «por estos hombres y mujeres desesperados porque no encuentran trabajo».

Y entonces lamentó que «no se tiene lo suficientemente en cuenta el hecho de que el trabajo es un componente esencial en la vida humana, y también en el camino de santificación» y que «lamentablemente el trabajo es a menudo rehén de la injusticia social y, más que ser un medio de humanización, se convierte en una periferia existencial».

También pidió a la Iglesia que contribuya para que el trabajo «sea rescatado de la lógica del mero beneficio y pueda ser vivido como derecho y deber fundamental de la persona, que expresa e incrementa su dignidad».

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