EL MUNDO DE ESPAÑA| Especial| Leopoldo López cumple mil días preso
El Mundo
Venezuela ha vivido los primeros mil días de Leopoldo López tras las rejas de Ramo Verde de una forma muy revolucionaria: con el preso político más emblemático del chavismo recibiendo a su familia en su celda mínima de la prisión militar, apoyado por cientos de seguidores en el exterior, mientras el líder de los bolivarianos festejaba los acuerdos «de paz» de la Mesa del Diálogo en su programa televisivo, entre arengas, canciones y aplausos.
Mil días sin que en el horizonte venezolano se vislumbre ni una sola luz que aporte esperanza para la libertad del líder de Voluntad Popular. En los dos años y ocho meses transcurridos, el fiscal que llevó su caso huyó a Estados Unidos tras confesar que todas las pruebas del juicio que le condenó eran falsas. López fue sentenciado a 13 años, nueve meses, siete días y doce horas por instigación pública, daños a la propiedad, incendio intencional y asociación para delinquir.
En la sentencia no aparece el delito de asesinato, pese a que es la acusación constante que durante mil días ha repetido el chavismo, que bautizó a López como el «Monstruo de Ramo Verde». La Sala 1 de la Corte de Apelaciones ratificó una condena que la semana pasada llegó hasta el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el martillo revolucionario que Maduro utiliza sin pudor contra la oposición y la Asamblea, con más de 37 sentencias en contra de ambos en lo que va de año.
Precisamente será el vicepresidente de este tribunal y encargado de la Sala de Casación Penal, el magistrado Maikel Moreno, quien revise en último término la condena. Muy poco se espera de un magistrado conocido públicamente por haber formado parte de la Policía Política y estar involucrado en un asesinato.
Moreno también fue abogado defensor de los paramilitares que dispararon contra los manifestantes durante la marcha del 11 de abril de 2002, que derivó en una matanza y en el golpe de estado contra Hugo Chávez
Solidaridad internacional
El castigo de la revolución contra uno de los políticos más temidos por Chávez ha provocado la solidaridad internacional. El líder de Voluntad Popular (VP), que ya forma parte de la Internacional Socialista, ha recibido en este tiempo los espaldarazos de Naciones Unidas, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo y un sinfín de gobiernos de Europa y América, además de organizaciones y partidos de los cinco continentes.
«He vivido acoso, persecución, amenazas, torturas no sólo a Leopoldo, sino como familia se han metido con mis hijos, me desnudan completamente cada que voy a visitarlo, me graban, me acosan, me intimidan, me hackean, me siguen… Estamos en dictadura «, resumió Lilian Tintori para el diario 2001. La mujer de López ha conseguido llevar la bandera de una «condena injusta» por medio mundo.Muchos amigos, pero también enemigos muy poderosos.
Diosdado Cabello, jefe del ala radical revolucionaria, lo volvió a repetir la semana pasada: «Les voy a decir algo, Leopoldo López seguirá preso por asesino «. El también ex presidente parlamentario añadió, para rematar la faena propagandística, una profunda aseveración: «VP es un partido terrorista y fascista. Uno entiende que la burguesía se refugia en esos partidos.
Lo que uno no entiende es que el pueblo termine apoyando a esos fascistas». También Maduro hizo referencia ayer a las protestas de 2014, que dieron con López en la cárcel seis días después de haberse iniciado, cuando las primeras víctimas que se contaban llevaban la firma de las balas de agentes de Inteligencia y de paramilitares. «La Villa del Cine debería hacer un serial para que se vea la guarimba (protesta), una arremetida imperial para derrocar al gobierno bolivariano durante seis meses», destacó el «hijo de Chávez».
Maduro se congratuló de los acuerdos alcanzados el sábado, que no mencionan nuevas liberaciones para los 109 prisioneros políticos de sus cárceles. Sin embargo, la oposición insistió en un comunicado hecho público ayer que los acuerdos lograrán «la libertad de un número creciente de presos políticos».
En el seno de la alianza opositora estalló, como si se tratara de un coctel molotov, la expresión usada por uno de sus delegados («personas detenidas») al referirse a los presos.
El alcalde opositor Carlos Ocariz, portavoz de los acuerdos, salió ayer a la palestra tras una multitud de críticas a sus palabras. El dirigente de Primero Justicia, el partido del gobernador Henrique Capriles, insistió en que sí se había acordado liberar a nuevos presos, aunque «me gustaría tener más detalles en cuanto a nombres y días. Hasta ahora tenemos el compromiso de que vienen más liberaciones, pero faltan muchos. Estamos luchando para que todos salgan a las calles y seguiremos luchando por ellos».