El Mercosur prepara respuesta «contundente» a las «exigencias» de la UE
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El Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) concluyó este martes una cumbre en la que prometió una respuesta «contundente» a las «exigencias» de la Unión Europea (UE) para cerrar el acuerdo comercial y volvió a evidenciar sus diferencias en torno a la crisis en Venezuela.
Los cuatro socios del bloque suramericano ratificaron su deseo de llevar a buen puerto las tratativas con los Veintisiete, estancadas ante las demandas de uno y otro lado, en la LXII Cumbre de jefes de Estado del Mercado Común del Sur (Mercosur), celebrada en Puerto Iguazú.
El Mercosur renovó «el compromiso para avanzar hacia la pronta suscripción» del acuerdo con la UE, que se negocia desde hace casi un cuarto de siglo, «para el beneficio de todas las partes».
Así lo manifestó en un comunicado conjunto que no suscribió Uruguay como forma de protesta ante la falta de apertura del grupo para poder negociar «de forma autónoma» con terceros países, según explicó en rueda de prensa el presidente argentino, Alberto Fernández.
Acuerdo sí, pero con cambios
Fernández fue el anfitrión de una reunión que sirvió también para pasarle el testigo de la presidencia pro tempore a su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien volvió a una cumbre del Mercosur trece años después.
Los dos mandatarios, íntimos amigos y afines en lo ideológico, fueron los más firmes a la hora de presentar sus objeciones al acuerdo general alcanzado con la UE en 2019, así como al anexo de compromisos medioambientales que los europeos incluyeron este año.
«Necesitamos que la UE revise algunas cosas», como los cambios en materia medioambiental adjuntados «de manera unilateral» y las «cuestión de las compras gubernamentales», así como otras «asimetrías» que el acuerdo original «deja en evidencia», declaró.
En su opinión, en el texto de 2019 «el espacio más débil», en alusión al Mercosur, «era el que más cedía».
En este contexto, Argentina, Paraguay y Uruguay ya han presentado sus «contrapropuestas», pero falta Brasil, que ha pedido más tiempo para presentar sus observaciones.
Lula llamará a Pedro Sánchez
En su discurso, Lula apostó por una respuesta «rápida» y «contundente» frente a la «desconfianza» y las «amenazas» de sanción de la Unión Europea.
«Socios estratégicos no negocian con desconfianza y amenazas de sanción», advirtió el líder progresista, quien informó que este miércoles llamará por teléfono al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien acaba de asumir la presidencia rotativa de la UE, para avanzar en las negociaciones.
Luego, el presidente brasileño se marcó como objetivo prioritario cerrar «este semestre» un acuerdo «definitivo» con el bloque comunitario.
Frente a la confianza de Lula, el gobernante uruguayo, Luis Lacalle Pou, transmitió su «pesimismo» sobre el acuerdo después de 25 años en negociación, algo que «no es lógico en el mundo moderno».
«Sabemos lo que tenemos a favor y en contra, despejemos los obstáculos para poder culminarlo», añadió.
Venezuela divide
Otro de las asuntos que más tensiones despertó en la cumbre fue la situación en Venezuela, en concreto la reciente inhabilitación de la opositora María Corina Machado.
Corina Machado, inscrita para participar en las elecciones primarias de octubre en Venezuela, previas a las presidenciales de 2024, fue recientemente inhabilitada para competir por un cargo de elección popular durante 15 años.
La Contraloría General de Venezuela informó de la inhabilitación de Machado tras una investigación patrimonial en la que -aseguró la institución- se determinaron errores y omisiones en las declaraciones juradas de bienes evaluadas durante la auditoría correspondiente.
El Mercosur se fracturó en dos sobre ese asunto. Por un lado, Brasil y Argentina, y por otro, Uruguay y Paraguay.
Los primeros defendieron el diálogo y promover la mesa de negociación entre la oposición y el Gobierno de Nicolás Maduro.
«Nosotros siempre hemos promovido el diálogo entre los venezolanos. Hace falta una solución para Venezuela», apuntó Fernández en una rueda de prensa.
Lula, que en mayo pasado recibió con honores de Estado a Maduro, apostó por «conversar» porque lo que no se puede hacer es «aislar» y «tener en cuenta apenas los defectos que están en un lado».
En las antípodas, Lacalle Pou y el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, que dejará el poder el 15 de agosto, cuando le sucederá el también conservador Santiago Peña, pidieron una condena del Mercosur a las últimas maniobras de las autoridades venezolanas.
«De Venezuela no va a salir una democracia sana», si «una candidata con un potencial enorme se la descalifica por motivos políticos y no jurídicos», aseguró Lacalle Pou.
Los roces por la situación de Venezuela sobrevuelan las cumbres del Mercosur desde hace varios años, más allá incluso de 2017, cuando el país caribeño fue suspendido del bloque.
Y este julio volvió a dividir a los mandatarios de los cuatro socios, que se reunieron presencialmente por primera vez desde 2019.
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