El jefe policial en Bolivia habla de «normalidad» a pesar de mensaje en cuarteles - 800Noticias
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EFE

El comandante general de la Policía Boliviana, Yuri Calderón, aseguró este viernes que los policías no están amotinados sino acuartelados, aunque en algunas comisarías aparecieron carteles con palabras como «motín policial».

Yuri Calderón afirmó a los medios en La Paz que en la ciudad de Cochabamba, donde surgió durante esta jornada la primera protesta policial, no existe motín sino un «malestar» de los uniformados.

Calderón dijo que el jefe policial en la región cochabambina fue relevado por motivos médicos y enviado un nuevo comandante.

«El resto del país está revistiendo normalidad», añadió, para señalar que en Sucre, la capital de Bolivia, tampoco existe un motín sino un acuartelamiento.

Potosí, en la zona andina, y Tarija, en el sur del país, tampoco presentan problemas, según el comandante general, quien comentó que el que los policías ondeen banderas y canten el himno nacional desde azoteas de los cuarteles no significa que hay motines.

Portavoces policiales en Cochabamba y Sucre aseguraron que se habían sublevado en protesta contra el Gobierno, mientras en Santa Cruz, la mayor ciudad de Bolivia, apareció un cartel donde se leía «motín policial» en la sede regional de la Policía.

Grupos de gente, entre ellos esposas de policías, se concentran frente a comisarías en distintas zonas del país para pedir a los uniformados que se sumen a la sublevación.

La Embajada de España en Bolivia, en un mensaje en Twitter, advirtió de que «ante los sucesos de las últimas horas, se recomienda que los ciudadanos españoles permanezcan en sus domicilios y sigan en todo momento las instrucciones de las autoridades».

Esta situación se produce en medio de la crisis política y social que atraviesa Bolivia desde las recientes elecciones, sin que hasta esta hora haya un pronunciamiento del Gobierno boliviano.

El presidente del país, Evo Morales, ha llamado en los últimos días a sus seguidores a defender el triunfo que le dio el órgano electoral en los comicios del pasado 20 de octubre, calificando de intento de golpe de Estado las denuncias de fraude desde la oposición y movimientos cívicos.

Los detractores del mandatario, que lleva casi catorce años en el poder, exigen la renuncia de Morales, la anulación de las elecciones y la convocatoria de una nueva cita con las urnas.

Al menos tres personas murieron en enfrentamientos entre afines y contrarios al presidente en disturbios desde el día después de los comicios, en los que hubo 383 heridos según la Defensoría del Pueblo de Bolivia.

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