El incendio del Algarve portugués se agrava a causa del fuerte viento
Fuente: EFE
El incendio desatado en la sureña región portuguesa del Algarve, que comenzó el pasado viernes, se ha agravado en las últimas horas a causa del fuerte viento que sopla en la zona, en la que se han registrado numerosas reactivaciones.
La situación se ha vuelto «muy complicada» en las últimas horas en el término municipal de Monchique, donde se concentran las llamas desde hace tres días, explicó a periodistas Abel Gomes, número dos de la Comisión Distrital de Protección Civil de Faro, capital del Algarve.
El principal responsable ha sido el fuerte viento que se ha sentido en Monchique a partir del mediodía y que ha alimentado el fuego, reactivado en numerosos puntos con «un comportamiento bastante violento», expuso Gomes.
A esta circunstancia se ha unido la geografía de la zona, muy montañosa y repleta de poblaciones dispersas, que ha dificultado especialmente el acceso a los más de 1.100 bomberos, 341 vehículos de extinción y 13 medios aéreos que tratan de controlar el voraz incendio.
En la localidad hay «gran preocupación», según dijo a medios locales el alcalde de Monchique, Rui André, quien explicó que las llamas están ya muy próximas de dos hoteles de la zona, ya desalojados.
Se espera que en las próximas horas se unan a las labores de extinción dos aviones anfibios Canadair, con capacidad de 5.500 litros, llegados desde España.
Desde que las llamas se declararon el pasado viernes, un total de 66 personas han tenido que ser asistidas, actualizó hoy Gomes, entre ellas una vecina de 72 años que sufrió quemaduras graves y que fue trasladada este domingo a un hospital de Lisboa.
Asimismo, un centenar de personas han sido desalojadas, a las que se unen otros residentes evacuados esta tarde de forma preventiva de varios establecimientos situados en una carretera que une Monchique con la vecina aldea de Fóia, cuyo número no fue precisado por las autoridades.
El incendio de Monchique, que ya ha calcinado más de 15.000 hectáreas, es el primero registrado este año en Portugal, donde la precaución se ha extremado después de los devastadores fuegos del año pasado, en los que murieron más de cien personas.