El imperio de Donald Trump: el sueño americano, con algunos tropiezos
AFP | ¿Hombre que se hizo a sí mismo o heredero multimillonario? ¿Empresario exitoso o coleccionista de quiebras? Antes de poner su ojo en la Casa Blanca, el magnate estadounidense Donald Trump construyó un imperio de bienes raíces, con algunos fracasos colosales en el camino.
El favorito entre los aspirantes republicanos en la carrera por la presidencia de Estados Unidos se ha convertido en un símbolo del éxito empresarial, con lujosas propiedades a lo largo del mundo: las Torres Trump en Manhattan y Bombay, los hoteles Trump en Miami y Chicago o los campos de golf Trump que pueden verse desde Los Ángeles hasta Escocia.
A esto se suma su actual éxito con los electores.
En los debates republicanos o frente a las cámaras de televisión, Trump, de 69 años, nunca duda en mostrarse como un ejemplo del sueño americano, el único candidato capaz de «hacer a Estados Unidos grande otra vez», como reza su eslogan de campaña.
«Donald J. Trump es la definición de la historia de éxito estadounidense», dice la web de su grupo empresarial, The Trump Organization, donde trabajan tres de sus hijos.
– Rico y más rico –
Pero ésta no es una historia de un niño pobre que se hace rico. Su padre, Fred Trump, descendiente de inmigrantes alemanes, amasó una fortuna como agente de bienes raíces en el distrito neoyorquino de Queens, con apartamentos para la clase media.
«Él ha tenido un éxito mucho mayor que el de su padre, pero hecho a sí mismo, no», dice Gwenda Blair, autora de «The Trumps: Three Generations of Builders and a Presidential Candidate» (Los Trump: Tres generaciones de constructores y un candidato presidencial).
«Comenzó con bastante, y utilizó la base financiera y los contactos políticos de su padre», agrega.
Trump reconoce que recibió lo que él llama un «pequeño» préstamo de un millón de dólares de su padre para lanzar sus propios proyectos. Pero él se centró en una clientela algo diferente: la ‘creme de la creme’ de la sociedad neoyorquina en los años 80.
Michael Lind, autor de «Land of Promise: an Economic History of The United States» (La tierra prometida: una historia económica de Estados Unidos), asegura que Trump sabía cómo llegar a la nueva clase rica, «porque él tenía los mismos gustos».
– Quiebras –
Aunque su fortuna de 4.500 millones de dólares no llegó sin algunos tropiezos. Entre 1991 y 2009, sus casinos y proyectos hoteleros en la costa este cayeron en la bancarrota en cuatro ocasiones.
Para Trump eso era normal para un empresario y luchó duro son sus acreedores en la reorganización tras la bancarrota para mantener una participación en las propiedades, que llevan su nombre.
«He utilizado las leyes de este país igual que la gente extraordinaria sobre la que leen cada día», dice en su defensa, añadiendo que él, personalmente, nunca ha caído en la bancarrota.
El primero en caer fue el Trump Taj Mahal, en el paraíso de las apuestas de Atlantic City, al sur de la ciudad de Nueva York, amenazando la fortuna de Trump. Para cubrir algunas de las deudas del casino, tuvo que vender su yate, su avión privado y la mitad de sus acciones.
Pero los golpes en los negocios no se debieron necesariamente a una mala gestión.
«Hubo turbulencias mayores, mucha competencia adicional, actos de Dios como grandes tormentas que impactaron el tráfico», explica Edward Weisfelner, quien trabajó para los acreedores de Trump.
Weisfelner afirma que Trump era un negociador duro que regateaba muy bien para proteger sus intereses.
«Los acreedores estaban enfadados, pero aun así veían un gran valor comercial en su nombre y su habilidad para llevar a los clientes al casino», dice. «Quitar su nombre de los carteles y las servilletas hubiera supuesto un coste enorme», añade.
Finalmente todas sus empresas sobrevivieron y Trump se llevó algún beneficio.
Ahora, el magnate está utilizando esas experiencias para convencer a los votantes estadounidenses de que lo apoyen en su lucha por la Casa Blanca.
«Ahora mismo, este país tiene 19 billones de dólares en deuda y necesita a alguien como yo para arreglar ese desastre» dijo Trump en agosto, cuando su campaña tomo un gran impulso.