El escarabajo que se hace pasar por termita
800 Noticias | Foto: Zilberman
Muchas criaturas de nuestro planeta aparentan ser de especies que no son. A este rasgo se le denomina mimetismo —no debe confundirse con el camuflaje—. En general, el mimetismo tiene dos funciones posibles: engañar a los potenciales depredadores, dando la impresión de ser una criatura peligrosa, aunque no lo sea, o tratar de pasar desapercibido entre los individuos de la especie a la que imita.
No es casual, por tanto, que, en el primer caso, la especie imitada sea peligrosa. Hay moscas, escarabajos y mariposas que tienen la apariencia de avispas, o serpientes inofensivas que aparentan ser ofidios muy venenosos. El verdadero maestro de esta técnica es el pulpo imitador, que puede hacerse pasar por serpiente marina, pez venenos, y más de una decena de otras especies peligrosas.
El segundo caso –intentar pasar desapercibido– es aún más extraordinario y suele despertar más la curiosidad. Son pocas las especies conocidas que cuentan con esta estrategia. Existen, por ejemplo, varias especies de avispa y de araña que habitan con las hormigas. Algunas incluso se infiltran en los hormigueros o en termiteros, se alimentan de su comida y se aprovechan de su protección, gracias a una apariencia corporal y un olor idéntico al de sus anfitriones. Son los organismos mirmecófilos— inquilinos de las hormigas— y termitófilos —inquilinos de las termitas— .
Austrospirachtha carrijoi es un hallazgo excepcional que brinda una nueva perspectiva sobre el mundo sorprendente del mimetismo en el reino animal. Este escarabajo es un ejemplo vivo destacado de cómo la naturaleza, a través del proceso ciego de la evolución, ha desarrollado estrategias aparentemente ingeniosas de supervivencia.
Austrospirachtha carrijoi ha evolucionado con un gran parecido con las termitas, tanto en su apariencia externa como en el olor, lo que le permite pasar desapercibido entre estos insectos sociales. Las termitas, como las hormigas, emplean feromonas para reconocerse y comunicarse, y su sentido del olfato es extraordinariamente sensible. Pero la semejanza de este diminuto escarabajo en este sentido es tan sorprendente que las termitas anfitrionas no logran identificarlo como un intruso.
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