El COVID-19 pone a siete millones de venezolanos en riesgo humanitario
AlNavio
La pandemia ha agravado todos los indicadores en Venezuela. Habrá más pobreza, más inseguridad y más personas demandando servicios esenciales. Y por todo esto Naciones Unidas calcula que al menos siete millones de venezolanos necesitarán ayuda en 2021. Para que así sea, los trabajadores y organizaciones humanitarias requerirán 763 millones dólares de financiación.
Agencias humanitarias y ONGs han estado apoyando a los más desfavorecidos en Venezuela, uno de los países del mundo más vulnerables al coronavirus.
Al menos 3,7 millones de venezolanos han recibido algún tipo de asistencia por parte de estas organizaciones a lo largo de 2020, y eso que han tenido que hacer frente a una infinidad de obstáculos.
Al igual que la población, los trabajadores humanitarios en Venezuela también sufrieron la escasez de combustible, las restricciones de viajes, los enredos burocráticos y, cómo no, “la politización de la ayuda humanitaria”, advirtió Naciones Unidas en el informe Panorama Humanitario Global.
El citado documento se publicó esta semana en Ginebra. Este analiza el impacto de la pandemia en el mundo, cómo ha afectado a los más desfavorecidos, y cómo les continuará afectando.
El informe anticipó que al menos 235 millones de personas necesitarán asistencia y protección en 2021. Y esto no sale gratis. Se necesitarán al menos 35.000 millones de dólares para asistir a unos 160 millones de personas en riesgo. Personas que se distribuyen en 56 países catalogados como vulnerables. Uno de ellos es Venezuela, para el que piden una financiación de al menos 763 millones de dólares. Sólo Siria, Yemen y Afganistán demandan más recursos.
Qué está pasando en Venezuela
El coronavirus llegó a Venezuela en el peor momento. En 2020 el país encadenó siete años de recesión económica.
Desde 2013 hasta hoy ha perdido el 74% del PIB. Una crisis que no sólo ha servido para evidenciar la incapacidad del gobierno de Nicolás Maduro, sino que ha repercutido directamente en la población.
Una recesión económica significa que la gente tiene menos ingresos, menos ahorros y menos poder adquisitivo, mientras que el gobierno tiene menos capacidad de cuidar los servicios esenciales. El cóctel perfecto para enfrentar una pandemia con las defensas bajas.
El coronavirus también llegó en el peor momento porque 2020 era el año en el que “la situación humanitaria parecía estabilizarse”, apuntó la ONU.
“Una serie de medidas económicas liberalizadoras dieron un respiro a la economía y ayudaron a controlar la inflación. El aumento de las remesas brindó un salvavidas para muchos y la respuesta humanitaria contribuyó a abordar algunas de las necesidades más urgentes”, se lee en el informe.
Pero llegó la pandemia. Al impacto sanitario por los contagios y las muertes se suman las consecuencias económicas: el aumento de los costos de los alimentos y los artículos no alimentarios esenciales, la disminución de las remesas y la caída de los precios mundiales del petróleo.
Todo esto disparó las dificultades de las personas vulnerables en Venezuela, al tiempo que les ha generado nuevas necesidades, apuntó Naciones Unidas.
Qué tienen que enfrentar los venezolanos
Sistema de salud frágil. Si antes del coronavirus, el sistema de salud venezolano ya estaba bajo presión, con la pandemia se agravó. “Los importantes avances logrados el año pasado para controlar enfermedades transmisibles como la malaria y el sarampión están en riesgo debido a que la vigilancia epidemiológica y las vacunas han sido un desafío por el covid-19. Los pacientes corren riesgo ya que los centros de salud siguen luchando por garantizar un suministro de agua y servicios de saneamiento adecuados. A medida que los recursos se reasignan a la respuesta del coronavirus, otros servicios de salud esenciales se han visto afectados”.
Niños sin escuela. Una vez que el coronavirus explotó en Europa, en Venezuela el gobierno impuso una rigurosa cuarentena que todavía mantiene. Esto ayudó a contener el virus, pero no sin daños colaterales. Por la cuarentena la ONU estima que al menos 6,8 millones de estudiantes venezolanos se han visto afectados por el cierre de escuelas y la incapacidad en muchos casos de ofrecer educación telemática. Esto podría agravar una tendencia negativa vista en 2019, cuando 850.000 niños abandonaron la escuela antes de tiempo.