El camino de Santiago vuelve a la vida al abrir la Catedral y los albergues
EFE
El Camino de Santiago, una de las rutas de peregrinación más antiguas del mundo, regresa a partir de este miércoles 1 de julio con la apertura de la Catedral de Santiago (noroeste) y la red de albergues públicos, bajo estrictas medidas de seguridad debido al coronavirus.
También se abre la Oficina Internacional de Acogida al peregrino, donde se expide la «compostela», documento acreditativo de que el peregrino ha hecho el camino hasta llegar a la tumba del apóstol en Santiago.
«El Camino lleva vivo siglos y ha resistido y seguirá resistiendo. (…) Es más duro que una pandemia, por mucho que haya sido una crisis muy dura», afirma a Efe Isaías Calvo, director de la Sociedad Anónima de Xestión del Plan Xacobeo, que se encarga de la gestión y mantenimiento de los albergues de la red pública.
Considera que es una situación totalmente «excepcional», por causa de las restricciones a la movilidad en España y el cierre de fronteras con el exterior, pero se siente “optimista” por los atractivos que tiene el camino, como el contacto con la naturaleza, espacios al aire libre y entornos seguros, sin demasiadas aglomeraciones.
«El Camino tiene un perfil marcadamente internacional”, por lo que el impacto de la pandemia fue «importante» y considera que será más difícil que personas de países como EE.UU., Australia o Brasil puedan este año peregrinar a Santiago.
Los albergues públicos que acogen a los peregrinos en su ruta se están abriendo desde esta semana de manera coordinada a lo largo de todo el camino.
«Hemos realizado una apertura gradual, de forma que entre 28 y 30 albergues de los 70 que conforman la red pública estarán ya abiertos, con todas las medidas de seguridad correspondientes», garantiza Calvo.
La apertura de los públicos será en función de la demanda y estarán también pendientes de los albergues privados.
Entre las medidas de seguridad de estos centros, Calvo destaca en primer lugar la «información» disponible en distintos espacios para que tanto los peregrinos como el personal y la población local conozcan la situación.
Además, todos los albergues tendrán una reducción de aforo de, al menos, el 50%, debido a la necesidad de mantener las distancias mínimas en «un gran espacio común».
Al llegar a los albergues se tomará la temperatura al peregrino y en todos habrá itinerarios marcados en el suelo para garantizar la distancia mínima de seguridad, además de bolsas de plástico para mochilas y botas.
Mascarillas y geles desinfectantes serán obligatorios; los espacios comunes serán reordenados, y los que no puedan utilizarse estarán precintados.
Habrá que hacer la reserva previa, algo que Calvo insiste en que «no se trata de una central de reservas convencional o booking», ya que el Camino «no es un producto turístico» y siempre pueden surgir inconvenientes.
«Hay que respetar el espíritu de la peregrinación y los valores y las esencias del Camino si no queremos que se convierta en una ruta cualquiera», señala.
A lo largo del llamado «Camino francés» hay albergues cada cerca de 25 kilómetros, que cumplen todos los requisitos para hacer un recorrido que «ahora es más atractivo que nunca», puesto que hay mayor interés por evitar aglomeraciones, dijo hoy el alcalde de Logroño (norte) y presidente de la Asociación de Municipios del Camino de Santiago, Pablo Hermoso de Mendoza.
Entre 3.000 y 5.000 personas estaban haciendo el Camino de Santiago antes de su cierre por la pandemia de coronavirus.
Daniel, de origen chino pero afincado en Madrid fue el primero en llegar hoy a Santiago y recoger la Compostela, tras lo que animó a la gente a hacer el Camino y «continuar con la vida», ya que para él fue una experiencia «magnífica».
Rafa y Silvia, de Granada (sur), al llegar a Santiago dijeron que se encontraron con un camino «muy solitario», con pocos establecimientos abiertos para descansar, aunque para ellos fue una experiencia «muy emocionante».
La catedral de Santiago, cerrada desde el 13 de marzo, abrió hoy sus puertas tanto para el culto como para las visitas.
La entrada es libre, contará con un aforo reducido -entre 150 y 200 personas aunque caben 700- y solo podrán entrar 75 personas para el culto.
Según el director de la Fundación Catedral de Santiago, Daniel Lorenzo, «es preferible actuar con prudencia», por lo que además del reducido aforo, no se podrá hacer el tradicional abrazo al apóstol y tampoco tocar los santos o el mobiliario.
También será obligatorio el uso de mascarillas y geles desinfectantes y habrá un itinerario marcado para las visitas.