El afeitado facial en mujeres se vuelve viral: ¿tiene sentido?
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Las redes sociales son un caldo de cultivo donde proliferan prácticas de belleza algunas veces peligrosas y lejos de ser aprobadas por dermatólogos y esteticistas.
Y eso cabría pensar de la última moda que arrasa en los reels de Instagram, donde miles de mujeres están empezando a… ¡afeitarse la cara!
Tal cual suena. Como los hombres con su barba, cuchilla y espuma (o cosmético de efecto deslizante) en mano -o cara-, ahora somos nosotras las que nos afeitamos la cara.
¿Ahora? Aquí hay que matizar: ahora las mujeres occidentales se están afeitando la cara; para las orientales, niponas a la cabeza, practicar el no en vano denominado peeling japonesa es algo tan habitual como… ¿limpiarse la cara, quizás?
Qué es la depilación japonesa
Hasta hace nada, esto de afeitarse la cara las mujeres era un tabú, si alguien lo hacía no lo dejaba ver ni lo contaba, desde luego… -menos alguna intrépida que sin pelos en la lengua… ni la cara-.
No así en Asia, donde esta técnica no es sino «una tradición japonesa llamada kao-sori (rostro rasurado) que es una exfoliación facial con cuchilla que elimina las células de la capa superficial de la piel, la suciedad acumulada y el pelo», explica la dermatóloga Ana Molina.
Como la propia doctora señala, «cuando te lo cuentan, tu cerebro de mujer automáticamente lo rechaza, pero si lo piensas bien tiene sus pros y sus contras…».
Basta con pensar en los cutis de las japonesas, tan blancos, lisos, impolutos y perfectos caiga quien caiga.
La esteticista Carmen Navarro recuerda además que las actrices del Hollywood clásico ya se afeitaban el vello facial fino con cuchilla de cara a los rodajes. Con ello descubrieron que no solo decían adiós a la pelusilla delatora en pantalla… sino también a las células muertas.
Beneficios
Aquí la controversia está servida, pero con respecto a otras prácticas virales, malo-malo para la salud no es el afeitado. Cuanto menos, no es peligroso como otras prácticas beauty virales.
La dermatóloga Ana Molina, quien lo ha probado en sus carnes -en su cara, vamos-, defiende el afeitado en el sentido de que es una exfoliación superficial que deja la piel luminosa, uniforme y permite que los cosméticos penetren mejor, el acabado del maquillaje se vea como más suave, además de que elimina el vello facial.
Un posible punto a favor más. «Dado lo difícil que resulta en algunas ocasiones eliminar el vello facial en algunas mujeres con exceso de este en la zona de la barba o las patillas por problemas hormonales, puede resultar una opción bastante razonable…», defiende Molina.
En los centros de belleza que optan por realizar esta técnica, pocos, cuenta Carmen Navarro que lo realizan con un escalpelo eliminando las capas superficiales de células muertas.
En casa, mejor usar cuchillas diseñadas especialmente para ello, para caras de mujer, la idea de robar las de tu marido, novio, hermano, compañero de piso… mejor que no.
Además, es fundamental proteger la piel del sol después, como tras cualquier peeling… ¡y siempre y a diario!
Desventajas
Navarro y Monica Ceño, de The Lab Room, las dos esteticistas consultadas, son de la opinión de que existen técnicas mucho más avanzadas y seguras para exfoliar y conseguir una piel preciosa y libre de imperfecciones, como peelings químicos, exfoliaciones profesionales…
Además, el afeitado conlleva sus riesgos:puede empeorar el acné si hay lesiones activas, como advierte Molina, y se corre el riesgo de llevarnos por delante granitos o verrugas, provocando infecciones y sangrado. Por otra parte, requiere de un mantenimiento, y a la vez no hay que pasarse con el afeitado: un par de veces al mes como mucho sería lo suyo.
¿Me saldrá mas bello?
La eterna pregunta. No, eso es un rotundo no. Porque no estás tocando la raíz, así que eso no afecta a la naturaleza del vello en cuestión.
Y es que el vello «no crece más fuerte ni más rápido por cortarlo con cuchilla, pero sí puede dar esa sensación; solo es una ilusión óptica al cortar el pelo por su parte más ancha, y por verse más oscuro al principio».
Fuente: ElMundo