EEUU incauta armamento de origen iraní en una embarcación en el golfo Pérsico
EFE
La Armada estadounidense se incautó el pasado 9 de febrero de armas y otros componentes militares de origen iraní en el golfo Pérsico después de interceptar una embarcación, de nacionalidad que no precisó, en una operación de seguridad, informó este jueves la institución castrense.
«El 9 de febrero de 2020 el USS Normandy (CG 60), mientras llevaba a cabo una operación de seguridad marítima en el área de operaciones del Comando Central de EEUU, abordó un velero de acuerdo con la ley internacional y descubrió un gran alijo de armas», explicó la Armada en un comunicado.
Entre las armas incautadas están 150 misiles guiados antitanque «Dehlavieh», que son copias fabricadas en Irán del proyectil ruso Kornet.
La Armada de EEUU también decomisó tres misiles tierra-aire, miras térmicas, municiones y armamento avanzado, entre otros, todos ellos diseñados y ensamblados en Irán.
El Ejército estadounidense precisó que muchas de las armas son «idénticas» al armamento incautado en una operación similar el pasado 25 de noviembre.
En esa ocasión, EEUU determinó que el material requisado era de origen iraní y que tenía como destino los rebeldes hutíes en el Yemen, lo que violaba una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que prohíbe la venta directa o indirecta de armamento a este grupo apoyado por Teherán.
Las armas incautadas en el operativo de la semana pasada está actualmente bajo custodia de EEUU a la espera de que se tome una decisión final sobre qué hacer con ellas.
Teherán y Washington, que no mantienen relaciones diplomáticas desde 1979, han vivido numerosas crisis desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenara en 2018 la salida de EEUU del acuerdo nuclear suscrito con potencias mundiales en 2015. Desde entonces, Washington ha vuelto a imponer duras sanciones sobre la economía persa.
En enero, la tensión se recrudeció hasta su punto más alto hasta ahora con la muerte, el día 3 de ese mes en un bombardeo estadounidense en Bagdad, del general iraní Qasem Soleimaní, a lo que Teherán respondió con un ataque a una base militar en Irak con presencia de tropas norteamericanas.