EE.UU sobrepasa las 150,000 muertes por coronavirus - 800Noticias
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Agencias

Estados Unidos se convirtió este martes en el primer país del mundo en pasar las 150,000 muertes por COVID-19 desde que comenzó la pandemia

Las muertes por coronavirus se sitúan en 150,014, mientras que el número total de contagios se ubica en 4,339,740, de acuerdo con el conteo independiente de NBC New este martes a las 2:32 p.m. ET.

California lidera el ránking de los estados con más contagios (467,997 infectados, 8,549 muertes) y Florida se colocó el domingo en la segunda posición (con 441,997 casos y 6,239 fallecidos) tras sobrepasar a Nueva York, que se mantiene como el estado con más decesos (418,482 contagios, 33,465 muertes).

Le siguen: Texas con 401,916 casos y 6,270 decesos; Nueva Jersey, con 183,036 contagios y 15,804 fallecimientos; e Illinois, con 173,897 contagios y 7,608 muertes.

El balance provisional de fallecidos ha superado ya con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100,000 y 240,000 muertes a causa de la pandemia.

Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que EEUU llegará al mes de octubre con unos 200,000 muertos.

¿POR QUÉ EL CORONAVIRUS SIGUE GOLPEANDO A EEUU?

La pandemia en la primera potencia mundial ha navegado en aguas agitadas por la política, las protestas raciales y un vasto despliegue de fondos para contener los efectos económicos de la enfermedad.

EEUU vive un año electoral y la política parece un asunto ineludible.

Para el estratega demócrata Federico de Jesús, el problema de fondo no es que este sea un año de comicios sino “que Estados Unidos tiene un presidente que no entiende o no quiere entender que lo electoral y la cuestión de salud pública no deberían de tener absolutamente nada que ver lo uno con lo otro”.

«No le echo la culpa a la política ni a los políticos, porque hay políticos republicanos y demócratas que han dicho y hecho cosas que normalmente en un año de elecciones no harían», agregó este analista, quien recordó que el primer paquete de estímulo aprobado por el Congreso a raíz de la COVID-19 contó con el apoyo de ambos partidos.

«No es que la política se haya metido en el medio, es que el presidente ha metido la política en el medio», insistió.

Doug Badger, de la Fundación Heritage, consideró que el presidente “claramente ha sufrido políticamente como resultado de la pandemia”.

Señaló que Trump «comparte la culpa con altos funcionarios federales de salud, la mayoría de los cuales estaban en sus agencias mucho antes» de que fuese elegido «y permanecerán ahí después de que él deje el cargo».

«Pero la idea de que Estados Unidos es el país ‘más afectado’ no es cierta, al menos hasta este punto», sostuvo, al esgrimir que la nación «ha tenido menos muertes a causa de la COVID-19 por millón de habitantes que Bélgica, Reino Unido, España, Italia, Suecia y Francia».

DEBATE POR LAS MASCARILLAS

El uso de la mascarilla se transformó en la manzana de la discordia cuando Trump y su vicepresidente, Mike Pence, se negaron a llevar esta prenda en público pese a los reclamos de la oposición.

La orden de cubrirse el rostro fue adoptada en distintas zonas del país, pero no fue hasta hace unos días que Trump accedió a llevar una.

“Algunos parecen atribuirle poderes mágicos a las máscaras, mientras otros las ven como una insignia de servilismo. No es ninguna de los dos cosas. Es un trozo de tela”, zanjó Badger, quien juzgó como “un tema aparte” si se penaliza a quien decida no usarla.

De Jesús, por su parte, opinó que con esta polémica «se revelaron unas contradicciones fundamentales entre lo que los seguidores de presidente dicen que creen y lo que en realidad creen».

Recordó en este contexto episodios en los que sectores conservadores defendieron a comercios que decidían no vender sus productos a parejas gays alegando su derecho a defender sus principios, pero ahora ven como una cuestión de libertad si se acata o no la exigencia de llevar el rostro cubierto en estos locales.

“Lo importante es que se ha desprotegido a una gran parte de la población por estar siguiendo las recomendaciones políticas del presidente”, observó De Jesús con preocupación.

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