Oficiales de aduanas de ambos países retiraron al amanecer las vallas metálicas que impedían el paso en ese sector, donde un puente conecta a ambas naciones.
La directora de la Cámara de Comercio Colombo Ecuatoriana, Alexandra Mosquera, dijo que el comercio entre los dos países «no se ha detenido, aún con el cierre de la frontera por la pandemia», pero adelantó que con esta decisión se abre la posibilidad de un mejor flujo de productos y un comercio más transparente.
“No se puede desconocer que lo que ha habido en este tiempo de pandemia ha sido contrabando, más de 14 pasos ilegales por donde cada día pasaban 4.000 personas aún con la restricción de frontera”, precisó.
Esta apertura implica que los conductores de los camiones de ambos lados pueden ingresar hasta 11 kilómetros después del cordón fronterizo a descargar las mercancías, con lo cual termina la práctica de entregar los vehículos a choferes del otro país. Posteriormente se permitirá el acceso libre a personas y vehículos livianos.
Hace dos años el comercio binacional tuvo un crecimiento exponencial, con ventas que llegaron 2.000 millones de dólares. Pero en 2020, debido a la pandemia, la cifra bajó a 1.000 millones.
Ramiro Narváez, asambleísta de la provincia fronteriza de Carchi, dijo que como parte de la apertura fronteriza “hay que hacer un trabajo integral con las fuerzas armadas, con la aduana, con la cancillería, con el Ministerio de Salud, y sobre todo no olvidarnos de los estímulos económicos que se deben generar en la provincia limítrofe ”.
Ambos países comparten una frontera de alrededor de 640 kilómetros que se extienden desde el océano Pacífico, pasando por la zona yina hasta llegar a la Amazonia, por donde existen pocos pasos formales pero decenas de pasos ilegales.
Con información de AP.