Ecuador| Indígenas huyen a la selva con los abuelos para sobrevivir al COVID-19
EFE
En tres canoas, cuarenta miembros de la nacionalidad Siekopai, integrada por poco más de 700 individuos, tomaron esta semana la drástica medida de adentrarse en la selva amazónica ecuatoriana junto a sus mayores, para evitar lo que más temían: la propagación de un virus que puede exterminarlos.
Sin confirmación alguna hasta el momento de que el COVID-19 haya sido el responsable de la muerte de uno de sus abuelos de 70 años -aquejado por una afección respiratoria que derivó en neumonía- y de que otros 20 miembros estén experimentando síntomas compatibles con el coronavirus, los Siekopai no se pueden permitir titubear.
Por ello, han tomado el bien más preciado que tienen, sus mayores, y los han separado del resto de la comunidad situada en la rivera del río Aguarico, en la provincia nororiental de Sucumbíos, para trasladarlos a un antiguo reducto ancestral conocido en su lengua como Pë’këya, hoy Lagartococha.
LA SELVA, SU PROTECCIÓN ANCESTRAL
Allí pretenden realizar una selvática cuarentena que les permita sobrevivir a una desaparición segura o verse gravemente diezmados.
«Estamos muy cerca de esta enfermedad. La intención es estar totalmente aislados, escapar a ese sitio de mucha importancia cultural para nosotros», explicaba en un comunicado antes de adentrarse en la tupida vegetación el presidente de la nacionalidad, Justino Piaguaje.
Lo que agudiza su situación es que viven «en una especie de isla, rodeada por petroleras, campos de palma africana y colonos», explicó a Efe la abogada de la nacionalidad y coordinadora legal de la ONG Amazon Frontlines, María Espinosa.
Esa condición les lleva a tener que salir para cualquier gestión a municipios cercanos como el de Tarapoa, a unos 20 minutos y donde el Ministerio de Salud confirmó tres positivos por el COVID-19.
El domingo pasado falleció el mayor de la comunidad y en las últimas dos semanas varios miembros experimentan síntomas, pero la falta de pruebas diagnósticas en poblaciones cercanas les obligó a regresar por donde habían venido sin conocimiento real de su situación.
«Al menos veinte personas tienen una sintomatología grave asociada al coronavirus SARS-CoV-2, otros 19 más leve pero presentan fiebre, dolor de cabeza y corporal, algunos con diarrea o fuerte dolor estomacal, y todos con insuficiencia respiratoria», reveló Espinosa.
Por ello, una coalición de ONG ha hecho un llamamiento urgente al Gobierno para que se realicen pruebas masivas en la comunidad originaria y recuerdan la historia de epidemias que colocaron a esta nacionalidad al borde del precipicio.
DIEZMADOS A LO LARGO DE LOS SIGLOS
Los Siekopai son una nación transfronteriza que se reparte entre Ecuador y Perú, y conforme a sus datos, en el país «han sido despojados» de más del 95% del territorio ancestral y el último censo contabilizan 174 familias, una población de 744 personas.
«La diferencia con el actual contexto es la posesión territorial. En el pasado, nuestro territorio era extenso y Pë’këya siempre fue un territorio estratégico», reza un boletín de este pueblo indígena.
Al inicio de la emergencia sanitaria, los mayores recordaban aquellas historias de sus propios antepasados acerca de las epidemias que trajeron a la Amazonía misioneros españoles, viajeros o caucheros que se adentraban en sus territorios.
Muchos no sobrevivieron a la tosferina, y cuando se propagó por este pueblo originario, decidieron adentrarse en las zonas más profundas de la selva para refugiarse de la enfermedad.
De unos 40.000 miembros, hoy apenas quedan algo más de 700 en Ecuador, y otra cantidad similar en el vecino Perú, por lo que sus líderes exigen a las autoridades «garantías» al advertir que sus vidas dependen de su territorio ancestral.
CORONAVIRUS Y CONTAMINACIÓN
Aunque ignoran cómo habrían contraído el virus, Lucas Weiss, vicepresidente de la comunidad de Wa’iya, una de las seis que conforman esta nacionalidad en suelo ecuatoriano, refirió a Efe que algunos miembros de la nacionalidad, incluido el presidente, se desplazaron al lugar donde se reportaron los primeros casos de la provincia y también habla de la presencia de foráneos en las primeras semanas de la emergencia.
«No hay ningún caso confirmado porque no están haciendo pruebas. Los enfermos salieron del centro de salud local y les dijeron que tenían neumonía», censura.
La comunidad también pide explicaciones a las autoridades tras la aparición de miles de peces muertos en el río Shushufindi, aparentemente por pesticidas de las plantaciones de palma cercanas.
«Nuestros recursos están contaminados y ahora varias familias han tenido que adentrarse en la selva», resume Weiss como colofón.
CIDH PIDE PROTECCIÓN
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió la semana pasada en una resolución protección especial para las poblaciones indígenas frente la pandemia.
Entre otras medidas, urgió a los estados a difundir información en las lenguas originarias, el respeto «de forma irrestricta» al derecho de los pueblos al aislamiento voluntario, y que se abstengan de promover proyectos extractivos en los territorios indígenas.