Dybala cumplió con la “ley del ex” y silenció el Juventus Stadium
EFE
El argentino Paulo Dybala silenció el Juventus Stadium con una preciosa asistencia de tijera que supuso el empate final del británico Tammy Abraham (1-1), en lo que fue el retorno de la ‘Joya’ a Turín, ante un gran Juventus que fue superior la mayor parte del encuentro y que se adelantó con un espectacular tanto de falta del serbio Dusan Vlahovic.
Fue un equipo radicalmente distinto este Juventus al que se vio ante el Sampdoria la semana pasada. Los de Allegri atropellaron a los de Mourinho en la primera mitad al ritmo de Locatelli, Miretti y Rabiot en el centro del campo, muy superiores a Cristante y Matic, el doble pivote que esta tarde formó el centro del campo ‘giallorosso’.
Era el primer enfrentamiento de nivel de ambos en el calendario desde el comienzo de la presente campaña. La ‘Juve’ llegaba con muchísimas más dudas que certezas, mientras que el Roma lo hacía con el único déficit del gol. Pero el fútbol no hace caso al pasado y fue la ‘Vecchia Signora’ la que dominó el encuentro.
No se habían terminado de sentar todos los aficionados ‘bianconeri’ cuando su estrella, el centro del proyecto que dejó de lado a Dybala, ya había abierto la lata. Un misil de falta desde la frontal del área que tocó en el larguero antes de entrar desencadenó la locura en el Juventus Stadium, que tembló mientras se coreaba el nombre del serbio.
Primer minuto y primer gol. Allegri sonreía, Mou no pudo ocultar su cara de enfado al ver cómo el partido se le ponía muy cuesta arriba. Y pudo ser peor, pero el VAR anuló el segundo al borde de la media hora de partido, esta vez a cargo de Locatelli, por mano del autor del primer tanto al inicio de la jugada.
Tranqui la asistencia de Paulo Dybala ante su ex equipo para que Abraham empate el partido.
— Pablo Giralt (@giraltpablo) August 27, 2022
La ‘Loba’ no fue la de los anteriores encuentros, apagada por una más que solvente ‘Juve’. Sin ideas, con un ritmo bajo de circulación, sin la profundidad habitual de sus carrileros y con un desaparecido Dybala.
Tuvo que mover ficha Mou en el descanso para intentar dar la vuelta a la situación. Sacrificó su habitual línea de tres en defensa para sumar a El Sharaawy en ataque, en busca de una presión más efectiva y de un mayor número de jugadores en los ataques romanos.
No funcionó. El balón y el peligro continuó estando en peligro de una ‘Juve’ que esta vez dejó muy buenas sensaciones en detrimento de un Roma gris, muy alejado de la versión que había ofrecido en las dos primeras jornadas.
Los blanquinegros gestionaban el resultado con posesiones largas, controladas en inteligentes que acababan en ocasión de peligro, y mantuvieron a raya las tímidas tentativas romanas con una zaga muy solvente liderada por Bremer y Danilo, hoy haciendo las veces de central.
Pero el talento del conjunto romano no necesita más que un chispazo para hacer peligro. Y el autor de ese chispazo fue la ‘Joya’ en su reencuentro con su ex. El argentino se inventó una asistencia en forma de tijera sobre la testa de un Abraham que aparece siempre donde tiene que hacerlo para marcar. La ‘Juve’ no mató un partido que tenía dominado y lo pagó caro. Igualada la contienda comenzó un nuevo partido en Turín.
Con el 1-1, Mou decidió sacar del campo a Dybala para ganar en solidez defensiva, y el Juventus Stadium despidió al que un día fue su ídolo con una gran ovación pese a que escasos minutos hubiera provocado el gol del empate.
Se aceleró en los minutos finales el encuentro y estuvo muy cerca el equipo ‘giallorossi’ de completar la remontada con una extraña carambola dentro del área que nadie acertó a rematar con precisión entre la maraña de piernas juventinas.
Allegri y Mou no pararon quietos en los banquillos, ordenando constantemente a sus jugadores y visiblemente tensos. El primero tuvo el partido en su mano, el segundo rescató un punto que no estaba dispuesto a perder tras un mal partido colectivo.
Finalizó con empate uno de los clásicos italianos. Las miradas estaban puestas en el regreso de Dybala, que apareció de la manera menos ortodoxa para rescatar un punto y silenciar la que un día fue su casa.