Dudas frecuentes sobre la artritis reumatoide
Agencias
La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria, de naturaleza autoinmune, que afecta a una membrana que tapiza internamente a la articulación (la sinovial). La padecen unas 300.000 personas en nuestro país. Generalmente, es una patología que afecta a muchas articulaciones, con un patrón simétrico (ambas manos, o ambos pies, por ejemplo) y que, aunque puede debutar a cualquier edad, tiende a aparecer en torno a los 40 -55 años; siendo más frecuente en las mujeres.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus el doctor Marcos Paulino, jefe del servicio de Reumatología del Hospital General Universitario de Ciudad Real, y presidente electo de la Sociedad Española de Reumatología (SER), quien aclara que esta patología se caracteriza por la inflamación de las articulaciones periféricas (manos, muñecas, pies, codos, hombros, rodillas, entre otras).
«Estas se hinchan, duelen, limitan los movimientos, están calientes al tacto y en ocasiones enrojecidas. El enfermo descansa mal, el dolor le despierta. Por las mañanas le cuesta mucho moverse, incorporarse, vestirse, ducharse; todo ello por la intensa rigidez dolorosa que padece», aclara.
Además, junto a las articulaciones, músculos y tendones, dice que pueden verse afectados órganos como los pulmones, el corazón, los riñones o los ojos, entre otros: «Es mucho más que una enfermedad musculoesquelética. Es una enfermedad reumática autoinmune sistémica (ERAS)».
Artrosis: Enfermedad degenerativa articular
Aquí remarca que, lo que la diferencia de la artrosis, que tanta gente las confunde, es que la artrosis es una enfermedad degenerativa articular, provocada por el ‘desgaste’ del cartílago, y que está muy ligada a la edad. «Afecta a 7 millones de personas en España. Es un cuadro más lento, mucho menos inflamatorio, de gente más mayor, y que suele dañar más a las articulaciones de carga, también a la columna. El dolor que provoca es mecánico, con los movimientos, o con el apoyo. Por el contrario, la artritis también duele en reposo y no mejora con el descanso», agrega.
Otro de los mitos que cierne sobre la AR es que es una enfermedad de ancianos, según prosigue el doctor Marcos Paulino; si bien indica que aunque hay subtipos que afectan a personas mayores, hay mucha gente en edad laboral que la sufre e incluso formas infantiles.
Se desconoce su origen
A su vez, el jefe del servicio de Reumatología del Hospital General Universitario de Ciudad Real remarca que hoy en día es una enfermedad de causa desconocida, existiendo una mayor prevalencia si se tiene un familiar cercano con la enfermedad. «Por tanto, hay una predisposición genética pero otros factores (el tabaquismo, la mala higiene bucal, la obesidad, factores hormonales) pueden favorecer su aparición», agrega.
Además, este reumatólogo precisa que la AR es más frecuente en las mujeres. De hecho, apunta que 3 de cada 4 pacientes son mujeres; de ahí que se piense que factores de tipo hormonal (estrógenos, prolactina) pueden favorecer este dominio femenino en la enfermedad, junto a eventos ambientales y genéticos en personas susceptibles.
«No debemos olvidar a las mujeres jóvenes, en edad fértil, que se ven golpeadas por la artritis reumatoide. Gracias a la colaboración de los reumatólogos, médicos de familia y ginecólogos, aquellas que deseen ser madres pueden planificar sus embarazos con seguridad, y con el mejor asesoramiento y control disponible», asegura.
¿Se trata de una enfermedad incurable?
Ahora bien, a día de hoy sigue siendo una enfermedad incurable, aunque el doctor Marcos Paulino resalta que en los últimos 20 años «ha sufrido una revolución terapéutica»: «Ha sido la pionera que ha abierto la puerta a otras muchas enfermedades inflamatorias. Hemos sido testigos de uno de los mayores avances en la Historia de la Medicina moderna. De pacientes precozmente incapacitados, con deformidades y secuelas irrecuperables, a gente con una vida plena, en el terreno social y laboral. Y gracias a la investigación y al desarrollo farmacológico son cada vez menos los pacientes que no responden a las terapias».
Durante décadas, este experto recuerda que la ‘Aspirina’ de principios de siglo XX, o los corticoides en los años 40, eran la base del tratamiento de los pacientes con artritis. Pero, a su juicio, «sin duda», la aparición de los denominados fármacos biológicos y dirigidos, bloqueadores específicos de diferentes proteínas, enzimas y moléculas implicadas en la cascada inflamatoria presente en la enfermedad, han representado «un antes y un después» en el manejo de las personas con enfermedades reumáticas inflamatorias.
«La ingeniería genética, y el mejor conocimiento de los mecanismos que se desencadenan en nuestro cuerpo cuando enfermamos, nos ha llevado a desarrollar fármacos de última generación, que son capaces de evitar la mayor parte del daño. Desde grandes moléculas, desarrolladas con técnicas de ADN recombinante, a pequeñas moléculas sintéticas que actúan a nivel intracelular. Las opciones de tratamiento son cada vez mayores y más personalizadas para el perfil de cada paciente», destaca el presidente electo de la SER.
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