Don Francisco se jubila de «Sábado Gigante» sin decir adiós
AFP | Mario Kreutzberger confiesa que se le fue agotando el combustible para encarnar a Don Francisco, el jovial personaje al frente de «Sábado Gigante» con el que llegó por 53 años ininterrumpidos a la sala de millones de telespectadores en Estados Unidos y América Latina.
Pero aunque Don Francisco se jubila este sábado, cuando bajará el telón el show con el récord Guinness a la mayor longevidad, Kreutzberger asegura en entrevista con AFP que aún no está listo para que el personaje diga adiós, porque eso equivaldría «a morir».
El mismo domingo, a sus 74 años de edad, se sentará a pensar en nuevos proyectos.
«Durante los años que pasaron, que son 53, Mario Kreutzberger creció 53 años, pero Don Francisco creció como 15», explica Kreutzberger, en los estudios de Univisión, el canal hispano líder en Estados Unidos que transmitió semanalmente el programa desde que el presentador lo trasladó a Miami desde su Chile natal hace tres décadas.
«Don Francisco tiene que mostrar ante el público que no está cansado, que no tiene angustias, que no tiene problemas, que no paga impuestos, en cambio Mario hace todo eso y además le entrega combustible a Don Francisco. Y pasando los años cada vez Mario le tiene que entregar más combustible a Don Francisco», admite.
Tranquilo y nervioso
Kreutzberger, en persona más sosegado que el personaje travieso y de voz tronadora Don Francisco, no oculta cierto nerviosismo por el fin del programa, una peculiar mezcla de segmentos de humor, concursos, entrevistas, música y modelos en escasa ropa, que debutó en Chile el 8 de agosto de 1962, cuando las pantallas se iluminaban todavía en blanco y negro.
«Estoy tranquilo y nervioso, porque tendré que comenzar un nuevo ciclo de vida distinto y para eso tengo que prepararme emocional y mentalmente», dice. Voy a extrañar «todo», porque el programa se convirtió en un «traje a su medida», asevera.
Pero se rehúsa a despedir a Don Francisco. «Sería morir, sería colgar el alma», afirma.
La pregunta es: ¿Cómo continuará?
Kreutzberger solo asoma que piensa en nuevos proyectos. Recuerda que su contrato con Univisión sigue vigente. «Al día siguiente (del último programa) me voy a tener que sentar a pensar cómo me organizo para esta nueva vida».
Una sopa latina
El presentador chileno, que con «Sábado Gigante» entrevistó a los artistas más famosos y popularizó personajes como «El chacal de la trompeta», espacios como «El detector de mentiras» y concursos como «Miss Colita», dice que cuando el programa cumplió medio siglo, el presidente de Univisión le dijo que empezara a preparase para cerrarlo.
«En el momento en que me lo dijo me tocó, pero yo ya había pensado que eso tenía que venir y tenía que ser y encontré, después de meditarlo un par de segundos, que él tenía la razón», dice.
Kreutzberger conoce la fórmula que le dio longevidad al programa, que según Univisión con unos dos millones de televidentes ocupó el primer lugar de sintonía entre los hispanos en Estados Unidos las noches de los sábados, cuando también llegó a la mayor parte de los países latinoamericanos.
El programa es una «sopa» con cuatro ingredientes básicos, «la música, el humor, las entrevistas y los juegos», y mucho sabor latino, señala.
También se defiende de críticas a segmentos con mujeres en escasa ropa o chistes tachados de homofóbicos.
«Nosotros hacemos esto con la mayor responsabilidad y respeto hacia el público, pero dicho lo anterior, también te dije que Don Francisco no es realista como es Mario Kreutzberger. También ocurre que por el deseo de mantenernos en pantalla, por mantener la audiencia, hay que hacer concesiones», dice.
«Cuando hacemos un desfile en traje de baño de mujeres, creo que no consideramos que las estamos exhibiendo, sino que estamos admirando la belleza de la mujer», señala.
Universidad del entretenimiento
«Sábado Gigante» deja una huella no solo entre el publico hispano, sino en la televisión en general, dice Kreutzberger.
«Yo creo que deja una universidad de entretenimiento, que seguramente va a sufrir modificaciones, pero que tiene un trabajo largo y muy estudiado de cómo informar, orientar, entretener y hacer reír y llorar al mismo tiempo a través de un programa de televisión», resume.
Por lo pronto, disfrutará de mayor tiempo con su familia: su esposa de 53 años, tres hijos y nueve nietos. Y ya tiene pensado su nuevo pasatiempo: escribir.