Disidencias de las FARC declaran guerra «sin cuartel» al ELN en Colombia
EFE
El Frente 28 de las disidencias de las FARC declaró la guerra «sin descanso y sin cuartel» a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), tras los choques y atentados ocurridos en el departamento de Arauca las últimas semanas, mientras organismos piden al Gobierno que interceda con una negociación.
En un comunicado en video leído por uno de los comandantes, el Frente 28, surgido de residuos de las FARC, reconoce la autoría del atentado perpetrado con carro bomba el pasado 19 de enero en la ciudad de Saravena, por el que pide perdón, pero a la vez asegura que: «los que se afanaron con esta guerra les manifestamos que ahí la tienen, sin descanso y sin cuartel».
Así, este frente, que dice actuar «bajo las determinaciones del secretariado general de las FARC», vuelve a dirigirse a «todo aquel que de manera directa esté vinculado a las acciones demenciales del ELN» para asegurar que «no les daremos tregua, que pueden esconderse donde quieran, hasta debajo de las rocas, les buscaremos».
En este escenario, donde la tensión entre ambos grupos ha escalado brutalmente desde el comienzo del año y ya hay al menos 34 muertos en este departamento fronterizo con Venezuela, el Sistema Integral para la Paz pidió hoy la intervención del Gobierno.
Este sistema, integrado por la Comisión de la Verdad, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD), «hace un llamado urgente al Gobierno colombiano a propiciar y/o facilitar diálogos humanitarios entre los actores armados inmersos en el recrudecimiento del conflicto en Arauca».
Los organismos aseguran que el enfrentamiento entre estos dos grupos armados en los municipios de Saravena, Fortul, Tame y Arauquita han dejado 34 homicidios, unas 2.000 personas desplazadas, 2 secuestros, el confinamiento de comunidades indígenas y la amenaza generalizada a líderes sociales y presidentes de Juntas de Acción Comunal.
ATENTADO DE SARAVENA
A comienzos de este año ELN desató una serie de ataques contra supuestos miembros del Frente Décimo y Veintiocho de las disidencias de las FARC o personas vinculadas (o inocentes) a ese grupo.
Las disidencias, antes de la declaración de guerra de hoy, ya contestaron en un comunicado que estaban «dispuestos a la confrontación» y desde entonces han amenazado a activistas, defensores de derechos humanos y sindicalistas, han impuesto restricciones a la movilidad entre municipios y amenazado a la sociedad.
Tras un ataque al sistema de acueducto de Saravena, autogestionado por la comunidad a través de una cooperativa, la madrugada del 19 de enero se produjo un ataque con carro bomba en el núcleo urbano de Saravena que costó la vida al vigilante Simeón Delgado.
La explosión tuvo lugar en el centro del núcleo urbano, donde funcionan comercios y oficinas, y aunque al parecer tenía como blanco la sede de la Fundación de Derechos Humanos Joel Sierra, los mayores daños los sufrió la agencia local del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), donde trabajaba Delgado.
En el comunicado de hoy, el Frente 28 justifica su «acción legítima» contra el ELN, por los asesinatos selectivos, y, asumiendo la autoría del atentado contra «su centro de mando urbano», aseguró que «se han presentado daños colaterales que han afectado los bienes de la población civil y generado zozobra».
Por ello, subrayaron: «expresamos nuestras disculpas y asumimos nuestra responsabilidad. Autocríticamente lamentamos que esta confrontación afecte de manera directa, aclarando que la población civil está fuera de nuestro objetivos militares».
En Arauca el ELN y las antiguas FARC ya se enfrentaron en una «guerra de guerrillas» entre 2004 y 2010, que dejó una lista de medio millar de civiles muertos y una gran cantidad de bajas en las filas de ambos grupos.
De ahí salió un acuerdo, una especie de «manual de convivencia», donde aceptaron respetar sus territorios y no enfrentarse entre ellos, que se siguió respetando tras la desmovilización de las FARC.
Sin embargo en los últimos meses estos dos frentes, que se cree que está coordinado por las disidencias nacionales de alias «Gentil Duarte», han crecido en tamaño y amenazado la hegemonía que tiene el ELN en esta parte del país y en el lado venezolano, donde se calcula que están entre el 60 y el 70 % de sus efectivos.