Director de «The Lion King»: «Necesitas mezclar magia y mensaje»
EFE
Frente al enorme y temible reto de reimaginar uno de los clásicos más emblemáticos de Disney, Jon Favreau, el director de la nueva «The Lion King», aseguró a Efe que para cautivar a los niños hay que combinar en una película «la magia» del asombro visual con la profundidad del «mensaje».
«Yo crecí con ‘Star Wars’. Yoda decía lecciones muy valiosas, pero si no hubiera usado la Fuerza y hubiera hecho que (el caza) X-wing saliera del pantano, no me habría enganchado tanto de niño. Cuando te haces mayor aprecias los mensajes, pero necesitas mezclar magia y mensaje. Necesitas ambas: la aspirina y el puré de manzana», ironizó el realizador estadounidense.
«La tecnología es una forma de magia. Para nosotros, hacer ‘The Lion King’ tan excitante e interesante visualmente como pudimos, con todas estas tecnologías que la gente no ha visto hasta ahora (…) crea emoción. Y cuando su curiosidad está en lo más alto, eso les hace receptivos a la historia. Siempre tienes que tener los fuegos artificiales a mano para mantener a los jóvenes enganchados», dijo.
Favreau (Nueva York, 1966) es el capitán al mando de «The Lion King», la nueva versión de la obra maestra de animación de Disney que llegará esta semana a los cines.
Con las voces de Donald Glover, Beyoncé y Chiwetel Ejiofor en su versión original, este «remake» de «The Lion King» rescata la historia del león Simba y su pugna en la sabana con su malvado tío Scar pero, a diferencia de la animación tradicional de la cinta de 1994, esta apuesta por unas hiperrealistas técnicas de recreación digital para imitar la acción real casi como si fuera un documental.
Favreau no es un novato en este campo ya que, dentro de la reciente táctica de Disney de reinterpretar sus películas más famosas con nuevos enfoques, este director cosechó el aplauso de la crítica y el público con «The Jungle Book» (2016), que recaudó en todo el mundo 966 millones de dólares.
Pero «The Lion King» son palabras mayores, tanto que 25 años después de su estreno, y gracias también a su triunfal musical de Broadway, este filme ganador de dos Óscar conserva un lugar muy especial y prestigioso dentro del cine contemporáneo.
«‘The Lion King’ hace todas las cosas que hace una película clásica de Disney: tiene pérdida, tiene dolor, pero al final es muy esperanzadora e inspiradora», consideró Favreau.
El cineasta situó «el viaje emocional» de ese largometraje en el contexto de «los mitos eternos».
«Fue famosamente comparada con ‘Hamlet’, pero incluso si miras a la mitología del antiguo Egipto hay una historia de Osiris, Seth y Horus que es muy similar. No significa que fuera una adaptación de eso, pero sí que trata temas universales que siguen repitiéndose en diferentes culturas en todo el mundo», argumentó.
La nueva «The Lion King» se apoya en la nostalgia de aquellos niños, ahora adultos, que devoraron una y otra vez la película original y recupera temas inolvidables de su banda sonora como «Circle of Life», «Hakuna Matata» o «Can You Feel the Love Tonight».
Pero la apuesta decidida de Favreau por el naturalismo, de manera que Simba sea la viva imagen de un león y no su versión animada o caricaturizada, conlleva algunos riesgos como la posible pérdida de expresividad: si se busca un león completamente realista, su rostro no puede tener sonrisas, mostrar enfado o sugerir amor.
«Es como binario. En cuando empiezas a introducir expresiones humanísticas o de dibujos animados en sus caras, creo que se convierte en un tono creativo muy diferente», se defendió Favreau.
«No quiero decir que no se podría hacer bien, pero creo que eso es algo un poco más estilizado como una película de Pixar, que es increíblemente emocional y tiene mucha expresión. Incluso una cinta como ‘Cars’ (2006) tiene coches con caras y funciona bien», añadió.
No obstante, Favreau se mostró muy convencido de su elección para diferenciarse usando el realismo con el objetivo de «crear la ilusión de que estás de hecho observando acción real».
«No sé si recuerdas la película ‘Babe’ (1995). Me di cuenta, entre ‘Babe’ y el documental ‘Planet Earth’ (2006), de que puedes evocar una cantidad enorme de emoción sin contorsionar las caras de los animales en algo que normalmente no expresarían. En ‘Babe’ me sentí muy conectado con ese pequeño cerdo, pero era un cerdo real: solo usaron efectos para hacer que su boca se moviera», explicó.
«Así que si haces un buen montaje, usas la música adecuada, cuentas la historia correcta y tienes las voces apropiadas, puedes en realidad comunicar una cantidad tremenda de emoción», finalizó.