Director de HRW pide a Biden rescatar los Derechos Humanos
EFE
El director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, analiza en una entrevista con Efe la situación actual de los derechos humanos en el mundo con motivo de la presentación del informe anual de esta ONG, que es un referente internacional en este ámbito.
El informe, que aparece una semana antes de que Joe Biden asuma la presidencia de Estados Unidos, contiene recomendaciones para que el líder electo vuelva a poner la atención en los derechos humanos tras los cuatro «desastrosos» años de Donald Trump.
¿La llegada de Joe Biden puede suponer un cambio en la situación global de los derechos humanos?
R: Trump fue un desastre para los derechos humanos, dejó de defenderlos en la mayor parte del mundo, aunque el lado bueno de ello fue que muchos otros gobiernos dieron un paso adelante y asumieron el liderazgo en este sentido. Por ello, la defensa global de los derechos humanos es hoy quizás más fuerte que hace cuatro años, porque más gobiernos están involucrados. Nuestro mensaje a Biden es que se una a esos nuevos defensores sin intentar reemplazarlos. Hemos visto nuevas alianzas por ejemplo en Latinoamérica, donde el Grupo de Lima se unió para denunciar la situación en Venezuela. Otro de los desafíos para Biden será defender los derechos humanos de forma que no sean tan fácilmente reversibles por futuros presidentes estadounidenses y ello requerirá insertarlos de forma más profunda en la política estadounidense. Eso significa por ejemplo volver al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, aunque éste critique a Israel, y significa acabar con las sanciones de Trump contra la Corte Penal Internacional, aunque investigue las torturas de Estados Unidos en Afganistán.
P: ¿Qué ha mostrado Biden en la campaña?
R: Biden está claramente comprometido con los derechos humanos y la democracia, pero aún no está claro dónde se sitúa en algunos asuntos críticos. Promete regresar a la Organización Mundial de la Salud y al Acuerdo de París sobre el cambio climático, pero aún no se ha posicionado con respecto al Consejo de Derechos Humanos o a la Corte Penal Internacional, entidades donde Israel está en el punto de mira. Para un presidente demócrata es difícil someter al Gobierno israelí a los mismos estándares de derechos humanos que el resto.
P: La presidencia de Trump abandonó los derechos humanos, aunque también fue poco intervencionista en conflictos. ¿El balance final es positivo o negativo?
R: Claramente intentó retroceder en cuanto a intervenciones militares y en la mayoría de los casos eso fue bueno, pero su compromiso con los derechos humanos fue muy selectivo. Habló de ellos para lugares como China, Cuba, Venezuela, Irán, en los países donde percibió que estaban sus adversarios, pero ignoró las libertades fundamentales frente a aliados autócratas como Vladímir Putin en Rusia, Rodrigo Duterte en Filipinas, Recep Tayyip Erdogan en Turquía o Al Sisi en Egipto… Esta incongruencia supuso que EEUU no tuviera ninguna credibilidad.
P: Su presidencia ha terminado con un grave incidente, el asalto al Capitolio ¿Qué significado tiene este suceso para los derechos humanos, puede sentar precedentes?
R: Lo ocurrido la semana pasada muestra el peligro que las grandes mentiras de Trump pueden causar a EEUU. Él sigue defendiendo que ganó las elecciones sin ninguna base factual y un importante número de sus seguidores lo creen. Biden tiene que superar esto, recuperar de cierta manera el Estado de derecho mostrando que incluso el presidente está sujeto a él, y eso significa dejar que la Justicia siga su curso. Barack Obama no hizo eso, cuando se conocieron las torturas perpetradas durante la Administración de George W. Bush habló de no mirar atrás y seguir adelante. Biden va a encontrarse con este mismo dilema y tiene un perfil moderado similar a Obama, así que su instinto podría ser también el de ir hacia adelante, pero eso sería un error.
P: ¿En qué deberían basarse las posibles investigaciones a Trump?
R: Hay muchas posibilidades: desde su afán por arengar a las masas para que invadieran el Capitolio a sus presiones sobre los funcionarios electorales en Georgia para que buscaran votos que le dieran la victoria, sus años de evasión fiscal, su voluntad de cometer fraude, su anteposición de los intereses económicos personales a los de la nación. Biden debe permitir que los fiscales analicen evidencias y tomen decisiones sin que la política se interponga.
P: ¿Qué destacaría en materia de derechos humanos en un año tan atípico como 2020?
R: Ha habido una oleada de apoyo popular a los derechos humanos y a la democracia en muchos lugares: Bielorrusia, Hong Kong, Rusia, Egipto, Polonia… o al movimiento Black Lives Matter. Esto indica que los derechos humanos no son una distracción más, sino algo que realmente importa a gente dispuesta a defenderlos en las calles.
P: ¿La pandemia hizo que nos olvidáramos de las libertades fundamentales?
R: Supuso desafíos y oportunidades. Algunos gobiernos la usaron como un pretexto para reprimir los derechos humanos. En Hungría el primer ministro Viktor Orban se dio poderes dictatoriales supuestamente para combatir la pandemia y en Uganda el presidente (Yoweri) Museveni la utiliza para que sus oponentes no puedan hacer campaña electoral. Vemos una manipulación de la pandemia para perseguir metas políticas por parte de gobiernos autocráticos, pero al mismo tiempo se ha reconocido la importancia de los derechos humanos cuando muchos gobiernos censuraron las críticas a su respuesta a la pandemia, como fue el caso de China, donde se censuró a los doctores que intentaron advertir de la transmisión del coronavirus entre humanos.
P: ¿Hizo la pandemia que la libertad perdiera valor ante la necesidad de limitarla con confinamientos?
R: Las leyes internacionales en materia de derechos humanos reconocen que éstos pueden restringirse de forma proporcionada en el caso de una amenaza a la salud pública, así que limitar los viajes o los contactos para reducir el contagio no son una violación de las libertades fundamentales. Lo que no es aceptable es usar la pandemia para asumir poderes dictatoriales o extender la censura. EFE