caracol marino «Molusco Internacional del año» - 800Noticias
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EFE | Foto referencial

El «Micromelo undatus», un diminuto caracol marino de llamativo colorido presente en la costa de Gran Canaria (Islas Canarias), opta a ser designado este jueves «Molusco internacional del año», un reconocimiento cuya recompensa consiste en secuenciar su genoma y ayudar así a desentrañar la información sobre su composición genética y evolución.

¿Qué es esta belleza?, se pregunta acerca del «Micromelo undatus» la página de presentación de los cinco finalistas a Molusco internacional de 2023, un concurso que convoca la Senckenberg Nature Research Society en colaboración con el LOEWE Centre for Translational Biodiversity Genomics y la Worldwide Society for Mollusc Research (Unitas Malacologica).

«Es el único concurso a nivel mundial en el que se le da a la ciudadanía la oportunidad de votar en la investigación de qué organismo o especie se quiere gastar el dinero público al que se ha destinado el premio», explica en una entrevista a EFE el investigador Aketza Herrero-Barrencua, del departamento de Biología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

Una investigación que comparte con Carles Galiá, de la Universitat de Barcelona (UB), en su departamento de Genética, e Institut de Recerca de la Biodiversitat (IRBio), en la parte correspondiente al Mediterráneo.

«Esta especie es una joya que todo el mundo quisiera encontrar», prosigue la página de su candidatura, donde se explica que se trata de una especie única, que se originó hace 200 millones de años, vive en aguas poco profundas, hasta los 10 metros, y su diminuta concha de menos de 25 milímetros es blanca, con delgadas líneas rojas y forma geométrica.

Aketza Herrero-Barrencua detalla que el Micromelo undatus es una especie anfiatlántica de aguas templadas y abarca desde Isla Ascensión y la Macaronesia (archipiélagos de Cabo Verde, Canarias y Azores) hasta la costa del Caribe de Costa Rica, Santa Lucía, Jamaica, Curaçao y Brasil.

Sin embargo, «es en diversas localidades de la isla de Gran Canaria donde hemos observado a lo largo de varios años que se dan de manera regular y que, en algunas localizaciones en concreto, se dan una gran cantidad de ellos de manera puntual coincidiendo con la época de reproducción», explica.

Entre buceadores y fotógrafos submarinos este caracol es muy conocido por presentar unos colores del manto y unos patrones de la concha muy característicos y coloridos que lo hacen «visualmente muy llamativo y fotogénicamente atractivo».

Al respecto, detalla que el manto hialino casi traslúcido presenta manchas blancas y en el contorno una línea difusa azulada que termina en el borde con una marcada línea amarilla fluorescente.

La concha, pequeña en comparación con el manto, es de color blanco con un patrón geométrico muy característico de delgadas líneas rojas. Bajo luz ultravioleta, presenta unas fluorescencias notables.

Entrando en el plano científico, añade Aketza Herrero-Barrencua, se trata de un molusco heterobranquio basal, lo que permite hacer relaciones filogenéticas con babosas y caracoles, de manera que «estudiando su genoma podemos dilucidar hipótesis de transiciones evolutivas entre grandes grupos, como por ejemplo la evolución de babosas y caracoles (con la creación de la concha como mecanismo de defensa) y viceversa (pérdida nuevamente de la concha), e incluso la transición evolutiva entre moluscos gasterópodos marinos a terrestres».

La mayoría de heterobranquios marinos (babosas y caracoles) se arrastran por los fondos con su característica lentitud, lo que las convierte en presas potenciales fáciles de cazar por los predadores y por ello el mecanismo de defensa principal que han desarrollado se basa en la asimilación de metabolitos tóxicos provinientes de la dieta (esponjas, cnidarios, algas, diatomeas, dinoflagelados, briozoos y otros invertebrados marinos).

En el caso del Micromelo undatus, que tiene una dieta omnívora, se alimenta principalmente de algas, detritos orgánicos, zooplancton y otros invertebrados pequeños, entre los que se encuentran los poliquetos (una clase amplia de gusanos anélidos).

Una característica muy común que tienen los organismos con este tipo de defensa tóxica, es la coloración aposemática: muchas de estas especies lucen colores llamativos y vistosos a modo de advertencia, puntualiza el investigador.

Y si el día 23 Micromelus es elegido ganador obtendría como reconocimiento la secuenciación de su genoma, un premio valorado en 10.000-20.000 euros aproximadamente (unos 10.700-21.400 dólares) , y así se trataría de arrojar luz sobre multitud de cuestiones filogenéticas, evolutivas y ecológicas, entere otras.

Secuenciar el genoma de una especie animal puede proporcionar una gran cantidad de información sobre su composición genética y su evolución y algunas de las posibles aportaciones son, respecto a la composición genética, ofrecer claves sobre el número de genes que posee, su tamaño y su organización.

Esto puede ayudar a comprender cómo los diferentes genes interactúan para regular los procesos biológicos en la especie pero además, puede proporcionar información sobre la relación evolutiva entre diferentes especies y así comprender cómo las especies se han adaptado a diferentes entornos y cómo han evolucionado con el tiempo.

Además la secuenciación del genoma puede ayudar a identificar mutaciones genéticas que pueden estar relacionadas con enfermedades y de esta manera llevar al desarrollo de tratamientos más precisos y personalizados.

Micromelus undatus presenta un amplio abanico de posibilidades en cuanto a la comprensión de la evolución de los moluscos y desentrañar los procesos que llevaron a la formación de estructuras distintivas y la transición de los moluscos de ambientes acuáticos a terrestres, y tiene características únicas para estudiar, como los genes responsables de los colores iridiscentes, los mecanismos de brillo y la colonización oceánica.


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