Diálogo no avanza en Nicaragua y protestas dejan otro muerto y más heridos
EFE
La tensión se mantuvo en Nicaragua, con protestas en Managua y otras ciudades que desencadenaron algunos hechos violentos que dejaron otro muerto y decenas de heridos, mientras el Episcopado pidió al Gobierno de Daniel Ortega cumplir una serie de «premisas ineludibles» para instalar la mesa del diálogo nacional.
Esta madrugada se produjeron una serie de ataques en barrios del este de Managua, la misma zona de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), que sirve de refugio para los universitarios que protestan contra el Gobierno.
También en los alrededores de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), la más grande del país, que está ocupada por estudiantes.
El portal gubernamental El 19 digital reportó la muerte de dos personas durante estos enfrentamientos, más otro que estaba herido desde días pasados, lo que aumentaría la cifra de fallecidos en las protestas a 50 víctimas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) solo reportó un muerto en los choques y elevó a 48 el número de víctimas mortales de la crisis, si bien los datos de esta organización son más conservadores ya que no incluyen a nadie mientras sus expertos no contrasten las fichas de las víctimas, verifiquen el cuerpo y su familia las reconozca.
Tras la reanudación de los enfrentamientos, el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), Leopoldo Brenes, condicionó la convocatoria de la mesa de diálogo al cumplimiento de una serie de «premisas ineludibles» por parte del Gobierno.
Entre las condiciones solicitadas por la Iglesia, Brenes instó al Gobierno a «permitir en el menor tiempo posible el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para investigar y aclarar las muertes, y las desapariciones de nicaragüenses».
También la supresión de «los cuerpos paramilitares y fuerzas de choque que intimidan, coaccionan y agreden a los ciudadanos, así como a no usar a la Policía Nacional para ningún tipo de acción represiva».
El líder religioso pidió además el cese inmediato de la represión, así como asegurar «la integridad física de los estudiantes universitarios y diversos miembros activos que conformarían la mesa de diálogo nacional».
Brenes demandó al Gobierno «dar signos creíbles de su voluntad de diálogo y paz respetando la dignidad y la libertad de las personas así como todos los derechos humanos de los trabajadores, particularmente de los empleados públicos, no obligándoles a asistir a eventos partidarios ni paralizando el transporte nacional para los mismos fines».
El anuncio de la CEN, en el que pidió al Ejecutivo una respuesta urgente a estos requerimientos antes del próximo lunes al mediodía, se produjo después de que los estudiantes y el sector privado aseguraran estar listos para el diálogo.
Este aviso se unía al emitido el jueves por el Gobierno, quien cedió el protagonismo a los obispos para convocar a ese foro.
«Nuestro Gobierno (…) en todo momento ha mostrado su absoluta disposición y hemos estado al llamado de la Conferencia Episcopal, esperando que se inicie el diálogo, cuando los señores obispos consideren que están dadas las condiciones para que de ese encuentro resulten las mejores propuestas para ir adelante en nuestra Nicaragua», señaló la vicepresidenta Rosario Murillo.
Por su lado, el Departamento de Estado de Estados Unidos consideró hoy que los responsables de asesinatos y abusos de derechos humanos en Nicaragua «deben ser llevados ante la Justicia» y llamó al Gobierno de Ortega a que cree las condiciones necesarias para un «diálogo creíble».
Durante la jornada de este viernes, al menos 21 estudiantes universitarios resultaron intoxicados, sin que se reportaran muertos por esta causa, según sus dirigentes.
Asimismo, los bloqueos en las carreteras para protestar contra el Gobierno proliferaron este día en el norte, centro, sur y Pacífico.
También comerciantes de los mercados Oriental y Roberto Huembes, dos de los más importantes de Managua, frenaron múltiples intentos de saqueos, armados de palos y machetes, y culparon de la agresión a miembros de la organización Juventud Sandinista, afín al Gobierno.
Agentes policiales que se presentaron a los mercados fueron rechazados por los comerciantes, quienes los culparon de proteger a los saqueadores.
Los medios de comunicación oficialistas culparon de los intentos de saqueos a «grupos de vándalos de la derecha».
Las protestas contra el Gobierno de Nicaragua comenzaron hace casi un mes por la reforma de la Seguridad Social que planteaba Ortega y, aunque dio marcha atrás, ahora el reclamo social ha pasado a otro nivel y los manifestantes piden la renuncia del presidente, después de 11 años en el poder, con acusaciones de abuso de poder y corrupción.