Detienen a sindicalista argentino en Punta del Este con medio millón de dólares, armas y autos de lujo
El País
Marcelo Balcedo, titular del gremio de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (Soeme), cargo que heredó de su padre, es uno de ellos. Interpol lo arrestó hoy en Punta del Este, el balneario más exclusivo de Uruguay, a pedido de un juez argentino que lo investiga por lavado de dinero. Balcedo cayó en una chacra de lujo a orillas del mar, donde ocultaba 500.000 dólares, armas automáticas y una flota de autos de alta gama.
Balcedo era un hombre de poder en la ciudad de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires. Su padre, Antonio Balcedo, fue hasta su muerte en 2012 una referencia del peronismo local, líder durante décadas del Soeme, fundador en los años 90 del diario Hoy, el segundo más importante de La Plata, y dueño de la radio más escuchada de la región. Marcelo Balcedo heredó los medios de su padre y también su puesto en el sindicato, una tradición que garantiza a los gremialistas argentinos que el poder sobreviva bajo el mismo apellido. La buena relación de padre e hijo con el kirchnerismo posicionó a la familia Balcedo entre la más influyentes del sindicalismo provincial. Pero su poder se complicó con la llegada de Mauricio Macri y la cruzada oficial contra figuras sindicales que consideró sospechosas.
El primero en caer fue Omar Caballo Suárez, titular del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), con gran poder para paralizar la logística del comercio internacional. Le siguió Juan Pablo Pata Medina, líder de los obreros de la construcción y acusado de extorsionar al Estado para el control de las obras públicas. El sindicalista resistió durante horas su detención atrincherado en la sede de su gremio, rodeado de cientos de afiliados. Ahora fue el turno de Balcedo.
El diario Hoy publicó en su portada la noticia de la detención, pero no mencionó ni a su propietario ni a la causa por lavado de dinero. «Feroz embestida contra la libertad de expresión del juez [Ernensto] Kreplak», tituló en su versión web en una nota que acompañó con la foto del magistrado.
Kreplak pidió la captura internacional de Balsedo por un informe de la AFIP, la oficina tributaria argentina, que descubrió que entre 2012 y 2013 movió “sin justificación” unos 53 millones de pesos, equivalentes a 3 millones de dólares al cambio actual. Cuando Interpol ingresó a la casa de verano de Balcedo en Punta del Este encontró bienes acordes a esos movimientos: además del dinero en efectivo, el sindicalista tenía deportivos marca Mercedes Benz, Porsche y Ferrari, además de un Camaro, un Corvette, motos y todoterrenos. También encontró armas de guerra. Salvo el Porsche, a nombre de la esposa del gremialista, Paola Fiege, el resto de los bienes y el dinero no estaban declarados.
Los sindicatos argentinos son los más poderosos de América Latina. Son también el azote de los gobiernos no peronistas, como el de Macri. La gobernabilidad depende en parte de sus intenciones negociadoras. Apenas asumido el poder, Macri se reunió con los líderes de la Confederación General del Trabajo (CGT) para apaciguar su beligerancia. Pagó viejas deudas con las obras sociales que dependen de los gremios, un sistema de salud que es la base de la influencia sobre sus afiliados, e intentó consensuar una reforma laboral que aún está a la espera del debate en el Congreso. También se aprovechó de las divisiones internas de los sindicatos, partidos entre dialoguistas y combativos. Con la caída del kirchnerismo quedaron a la intemperie figuras que años atrás fueron clave, como Balcedo, quien ahora ha visto como su foto detenido y rodeado de armas de guerra circulaba por todos los medios posibles.