Desnudos en el Prado: «Quiero que mi cuerpo devenga en obra de arte»
Agencias
Adrián Pino Olivera se ha desnudado en la mañana de este jueves en el Museo del Prado. Lo ha hecho acompañado de su amiga Jet Brühl y frente a los cuadros donde se exhiben los cuadros de Adán y Eva de Alberto Durero. Luego, han sido conducidos por las autoridades ante la Policía Nacional.
Está acostumbrado. Se trata de Proyecto V, una iniciativa que este catalán llevó a cabo entre marzo de 2017 y marzo de 2018 y que ahora ha retomado con la intención «de continuarla cada mes» porque «es un ritual».
No es baladí su acción. Si pone toda su piel en órbita, ante la atenta mirada de los retratados siglos atrás es porque quiere romper esa mitología arcana del cuerpo humano como sexo concreto, como género único.
«La misma persona puede ser del género que le dé la gana», admite, asegurando que su compañera en la perfomance de la pinacoteca madrileña «no se considera siquiera una mujer, aunque lo sea biológicamente: es una chica no binaria».
Sin embargo, trabaja solo. Dice que ya lo ha hecho tantas veces que está acostumbrado a que le echen de una u otra forma de los museos, pero no piensa rendirse en un mensaje que, por increíble que parezca, aún necesita de sus altavoces.
Y ahí entra su proyecto, una reflexión sobre el género, que, para él, «hablar de ello en el siglo XXI es estúpido, limitante». «El hombre actual debe encarnar lo femenino, así como la mujer no es lo que ha mostrado Disney: por eso tapo mis genitales», dice reforzando su discurso.
«A nivel personal, quiero que en este recorrido mi cuerpo devenga en la obra de arte, de ahí la integración entre lo masculino y lo femenino». De lo personal a lo universal o «lo personal es político» de la recientemente fallecida Kate Millet. Lo importante de los museos nunca fue el arte, sino la forma en que cada uno lo entiende.