«Desde el punto de vista psiquiátrico, el enamoramiento se denomina locura temporal»
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Apenas llegamos, unos ladridos nos dan la bienvenida. Son Olivia y Blue, parte de las mascotas que habitan en casa de la primera mujer psicoanalista formada en el Perú y fundadora del Centro de Desarrollo y Asesoría Psicosocial (CEDAPP). Con una sonrisa tan fresca como su lucidez, Matilde Ureta de Caplansky nos invita a ingresar a su hogar, donde vive sola «pero con todos mis recuerdos y presencias familiares; mis perros, mis gatos y mi lora», precisa.
Viuda desde hace tres años, estuvo casada en segundas y felices nupcias por casi medio siglo. Toda una hazaña si tomamos en cuenta la inconstancia, el temor y el desamor que revelan los matrimonios express y el llamado sexo plástico que invaden los nuevos tiempos. En medio de esta realidad, uno de sus trabajos más celebrados acaba de ser reeditado por CEDAPP y presentado por el Icpna.
Se trata del libro «Apego, vínculo y amor en la pareja», un estudio socio-psicológico que surgió como una monografía para una tesis y que hoy, debido a su vigencia, se ha convertido en lectura indispensable para entender las dinámicas que se construyen en torno a esa “pasión que atormenta la mente y el cuerpo”, como llamaba el antropólogo polaco Bronislaw Malinowski al amor.
Lo que sí se puede decir es que hemos ganado libertad para amar.
A medida que la civilización ha avanzado hemos visto una mayor libertad en los seres humanos para poder elegirse los unos a los otros. Hace 100 años la mayor cantidad de matrimonios eran convenidos y hay sociedades actuales en las que todavía lo son. Ahora todo ha cambiado. La figura del matrimonio, el servinacuy, elegir no casarse. Hay parejas que luego de un tiempo deciden que los hijitos deben llevar los aros. Novias que siguen vistiendo de blanco, símbolo dela virginidad, aunque hayan dejado de serlo hace más de 30 años.
Las formas de amor se fundan en los primeros años de la vida. La base es la relación entre madre-hijo…
Esa es la matriz afectiva del ser humano. La maternidad es la que imprime en el recién nacido la posibilidad de amar o no. Es fundante.
Si esta relación «forma el molde para todos los tipos de amor», ¿este lazo determina los criterios para la elección de pareja?
Por supuesto. Va a estar influido de manera inconsciente en cada uno de nosotros buscar lo parecido o contrario a la madre. Está, en realidad, mucho más determinado de lo que creemos y queremos los seres humanos.
El enamoramiento y el amor son diferentes, pero suelen confundirse…
Desde el punto de vista de la psiquiatría el enamoramiento se denomina locura temporal. Dura muy poco tiempo. Es esa especie de fascinación, generalmente por el físico o porque una persona quiere lo que tiene la otra. Porque es muy guapo, fuerte, toda esa clase de estereotipos que maneja la cultura.
Entonces, elegimos como pareja a la persona que tiene aquello que creemos nos hace falta.
Son elecciones narcisistas. Hay diferentes formas de elegir, miras en el otro lo que tú crees que no tienes, lo que tienes y puedes complementar, algo que te gusta y enternece, algo que te fascina. Se crea una sensación especial. Algunos dicen que son esas maripositas en el pecho, por nombrar algo físico.