«Desde allá» de Lorenzo Vigas: duro retrato de la realidad venezolana llevada al cine
Agencia EFE
Con «Desde allá» el venezolano Lorenzo Vigas cuenta una historia de amor, sexo y traición, pero a la vez traza un retrato duro y realista sobre la realidad de Caracas y lo hace con una forma de narrar «muy latinoamericana, auténtica, sincera y emotiva».
Así lo asegura el protagonista de la historia, el chileno Alfredo Castro, que destaca el trabajo de Vigas -que debutó en la dirección de largometrajes con esta película, que se llevó el León de Oro de Venecia- y el guion, pero sobre todo el hecho de que la historia está contada «con una sensibilidad muy latinoamericana».
Porque la película está escrita y dirigida por un venezolano, que contó con la ayuda en el guion del mexicano Guillermo Arriaga; la producción corrió a cargo, entre otros, de los mexicanos Michel Franco y Gabriel Ripstein; la dirección de fotografía es del chileno Sergio Armstrong, y el montaje de la brasileña Isabela Monteiro.
«Hay todos los cruces imaginarios entre los guionistas, Lorenzo, México, Venezuela, Chile,… ahí se confabuló una forma de narrar muy nuestra, muy auténtica e inteligente en cómo se administra esa sensibilidad», explicó Castro a Efe tras la presentación de la película en el último Festival de Venecia.
«Podría haber sido un melodrama amoroso, sexual, sin embargo gracias a la dirección trascendió mucho eso», agregó Castro, uno de los actores latinoamericanos más reconocidos, con películas en su haber como «Tony Manero» (2008), «No» (2012) o «El club» (2015).
En «Desde allá», Castro interpreta a Armando, un técnico dental homosexual que busca a jóvenes con los que mantener relaciones en una Caracas muy convulsa y en esa búsqueda se encuentra con Elder (Luis Silva), un pequeño delincuente con gran necesidad de amor.
Un personaje, el de Armando que no es muy evidente, que vive en un mundo muy turbio y oscuro y al que había que tratar «con mucha delicadeza».
«Fue la maravillosa dirección de Lorenzo la que nos condujo a Luis y a mí a trabajar de una manera muy profunda, superando todo el tema de la sexualidad, que podía quedase pegado solo en eso, pero había que trascender y entrar en el territorio de la falta de amor, de la soledad, de la mala imagen del padre, la venganza, que es el tema de la película», explica el actor.
Un trabajo complejo para este experimentado actor, al que atrajo, por un lado, el hecho de que su papel fuera el de «un hombre muy inteligente en su dinámica perversa» y, por otro, el rodar en Caracas en un momento muy complicado, en 2013.
Ya había fallecido Hugo Chávez (en marzo) y asumido el poder Nicolás Maduro. «En ese momento ya era un momento muy difícil y rodamos en las calles, en las zonas periféricas más duras de Caracas con muchachos que no eran actores».
«Caracas es una ciudad tremendamente ruidosa, violenta como todas las grandes ciudades. Y además estaba empezando la crisis de desabastecimiento, las dificultades en el cambio con el dólar, con los pasajes de avión», recuerda Castro.
Un momento complicado para filmar pero que finalmente resultó una ayuda para contar la historia de una relación secreta en un medioambiente hostil.
Y que a la vez se convirtió en un elemento esencial de la película, ya que la Caracas que muestra es el escenario perfecto para que se produzcan historias ocultas como las de Armando y Luis.
«En Santiago hay un movimiento importante, interesante, político, se acaba de aprobar la unión civil, que no es matrimonio aún, hay ataques homofóbicos como en todas partes del mundo pero la gente vive bien su sexualidad. No me pareció así en Caracas mirado desde fuera», relató Castro.
En Caracas «lo que pude ver como extranjero es más radical, políticamente es mucho más abierto», señala.
Una experiencia que ha dejado muy buen sabor de boca al actor, pese a la complejidad de su papel, algo a lo que se está acostumbrando.
«Me llegan los papeles complicados. Qué tendré yo, que creo que soy un tipo bastante normal», se pregunta entre risas.
Pero le gustan porque, como en ese caso, son interesantes y son personajes que forman parte «de una sociedad muy oculta, muy misteriosa, subterránea» que le «fascina».