¡Descúbrelo! | ¿Cómo el tabaco afecta la piel?
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El tabaco afecta la piel de muchas maneras. Deteriora notablemente su aspecto y contribuye a que se produzca envejecimiento prematuro. También provoca enfermedades cutáneas graves como el cáncer de piel.
El tabaco afecta la piel de quienes fuman, pero también de los que reciben pasivamente el humo. Hay que tener en cuenta que el tabaco contiene alrededor de 4000 componentes tóxicos, de los cuales al menos 300 son altamente peligrosos y pueden tener efectos dermatológicos.
En primera instancia, el tabaco afecta la piel porque genera efectos estéticos poco deseables. Aunque causa daños en la piel de todo el cuerpo, los efectos son más visibles en el rostro. Incluso hay todo un patrón que define “el rostro del fumador”.
Sin embargo, la forma como el tabaco afecta la piel no se reduce sólo a sus efectos estéticos. En algunos casos provoca enfermedades graves como el cáncer de piel. Lo bueno es que si alguien deja de fumar a tiempo, a mediano o largo plazo los efectos se revierten.
Cómo el tabaco afecta la piel
El primero efecto biológico del tabaco sobre la piel viene dado por el aumento de los radicales libres. Estos son unos elementos químicos que dañan la membrana de las células. Llegan incluso a alterar la información genética y generar anomalías en las arteriolas de la dermis y la epidermis.
En esas condiciones queda comprometida la irrigación y la nutrición de la piel. Esta se ve privada de oxígeno y de nutrientes esenciales, lo cual lleva a la deshidratación y la sequedad. Así mismo la nicotina contiene un componente llamado vasopresina que aumenta la presión sanguínea y disminuye los estrógenos. Los estrógenos bajos incrementan la sequedad.
De otro lado, el consumo de tabaco disminuye la absorción de vitamina A y altera la elastina y el colágeno. El resultado de todo esto es una piel reseca, con poca luminosidad y con arrugas más pronunciadas.
El rostro adquiere un color amarillo grisáceo y los pómulos se hacen más prominentes. A veces aparecen manchas de color púrpura. Así mismo el cabello se torna reseco y quebradizo.
El envejecimiento prematuro
Una de las manifestaciones más evidentes de la forma como el tabaco afecta la piel es el envejecimiento prematuro. Este es más visible en las mujeres que en los hombres y se evidencia con especial intensidad después de los 39 años.
Las arrugas de los fumadores son diferentes a las de los no fumadores. Los surcos son más estrechos, profundos y pronunciados. Los contornos de las mismas se marcan mucho más. Un dato señala que las arrugas de algunos fumadores de entre 40 y 49 años son similares a las de los no fumadores de 60 a 70 años.
Las arrugas suelen ser más marcadas alrededor de los ojos y sobre el labio superior, también por la posición que adopta el rostro para fumar. El envejecimiento prematuro se debe principalmente a que el tabaco hace que se acumulen desechos de elastina en la dermis, lo cual conduce a la degeneración del colágeno y luego a la formación de arrugas.
El tabaco afecta la cicatrización de la piel
Los problemas de cicatrización son otra de las formas en las que el tabaco afecta la piel. El humo altera la oxigenación de los tejidos, hace que disminuya la circulación e intoxica la sangre. La consecuencia de esto es que las heridas, en particular las quirúrgicas, tardan más en cicatrizar.
Los fumadores con úlceras crónicas, especialmente en los miembros inferiores, muestran una evolución más inestable y dificultad para la cicatrización de las mismas. Las personas que fuman un paquete de cigarrillos diario tienen tres veces más probabilidades de desarrollar necrosis en una herida frente a los no fumadores.
Otros problemas
Hay una gran cantidad de enfermedades dermatológicas que se desencadenan o empeoran si la persona consume tabaco. Entre ellas están:
- Alopecia o pérdida del cabello
- Psoriasis
- Hidrosadenitis supurativa
- Eczema crónico de manos
El tabaco también hace que se presente una pigmentación amarilla en las uñas y los dedos de la mano, así como en los dientes, en los que aumenta la placa bacteriana. El calor del cigarrillo en la boca produce una microagresión repetida que con el tiempo puede desembocar en cáncer de labio. El 80 % de las personas que presentan ese tipo de cáncer son fumadores.
El tabaco es un potencial generador de cáncer de piel tipo no melanoma. Específicamente puede provocar carcinoma epidermoide, un padecimiento que es doblemente frecuente en quienes fuman. También puede dar lugar a cáncer de mucosa oral e incrementar el riesgo de metástasis.