Describen dos nuevas especies de plantas insectívoras en Ecuador - 800Noticias
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EFE

El Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) de Ecuador informó este sábado de la descripción de dos nuevas especies de plantas insectívoras en Ecuador: Pinguicula jimburensis y P. ombrophila.

Las plantas fueron descritas en las provincias de Loja y Zamora Chinchipe por investigadores del Herbario QCA de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Aves y Conservación-BirdLife, inabio, Columbus State University, y Leibniz Centre for Agricultural Landscape Research (ZALF).

Pinguicula jimburensis lleva su nombre en honor a la localidad donde fue recolectada, las Lagunas Negras de Jimbura, que forman parte del Parque Nacional Yacuri, en las provincias de Loja y Zamora-Chinchipe.

De acuerdo a los investigadores, sería una planta endémica que crece entre la vegetación herbácea y arbustiva del páramo, especialmente en áreas pantanosas, detalló Inabio en un comunicado.

Los habitantes de esta zona llaman a este tipo de vegetación «paramillo» y el ambiente se caracteriza por una constante nubosidad y lloviznas con fuertes vientos.

La vegetación está dominada por las hierbas Oritrophium, Paepalanthus lodiculoides, Chusquea y Phlegmariurus, entre la vegetación arbustiva dominada por Chuquiraga jussieui, Monticalia peruviana y Miconia.

Por otro lado, P. ombrophila significa «amante de la lluvia», derivación de las dos palabras latinas «ombros» (lluvia) y «philos» (que ama), y busca resaltar los requisitos particulares del hábitat de estas plantas, que prefieren condiciones donde reciben humedad constante del suelo de páramos anegados que las rodean, y están expuestas a las altas cantidades de precipitación y niebla.

Esta planta fue colectada en la Reserva Biológica Cerro Plateado, ubicada en la Cordillera del Cóndor, área que protege alrededor de 26.000 hectáreas de bosque maduro de 850 a 3.100 metros en la provincia de Zamora-Chinchipe.

Esta Cordillera, que recorre 150 kilómetros de norte a sur a lo largo de la frontera de Ecuador y Perú, es geológicamente diferente y no forma parte de la cadena principal de la cordillera de los Andes.

Los resultados presentados en este estudio, desarrollado por Álvaro J. Pérez, Francisco Tobar, Kevin S. Burgess y Tilo Henning, muestran que la evaluación de la biodiversidad neotropical está lejos de ser completa.

Incluso en grupos bien conocidos como las plantas carnívoras, se descubren y describen continuamente nuevos taxones, en particular de áreas remotas que se vuelven accesibles en el curso de la expansión urbana ilimitada.

«Esto es alentador y preocupante al mismo tiempo. Si bien es evidente que todavía quedan hábitats prístinos que habitan en una biodiversidad desconocida, el hecho de que estos ecosistemas se encuentren ahora a una distancia accesible de la infraestructura humana los pone bajo una amenaza inmediata de explotación y destrucción», anotó.

En particular, las laderas orientales y las estribaciones andinas que miran hacia la Amazonía en la zona de norte de Ecuador, limitan con esos microhábitats remanentes en forma de sitios de páramo aislados y fragmentos de bosque nuboso. EFE

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