Según el texto, los estupefacientes fueron colocados en contenedores comerciales que se transportaban de Sudamérica a través de puertos portugueses y luego se enviaban por carretera «hasta distintos puntos de la geografía española».
La investigación comenzó en mayo pasado, cuando llegó al Puerto de Setúbal, en Portugal, un contenedor procedente de Costa Rica con fruta importada por una empresa de Barcelona. Tras varias gestiones, los agentes policiales constataron que el contenedor podría ocultar drogas entre la mercancía legal.