Un método que permite producir biocombustible con aceite casero
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Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un innovador método para producir biodiésel bajo en carbono barato a partir de aceite de cocina usado y desechos agrícolas, pero que también permite transformar los restos de alimentos y basura plástica en productos de alto valor, según un estudio publicado esta semana en la revista Nature Catalysis.
El catalizador se basa en una esponja porosa de cerámica del tamaño de una micra (100 veces más delgada que un cabello humano) que contiene diferentes componentes activos. Las moléculas impuras de la materia prima pasan de los poros grandes a los más pequeños, y en cada una de esas aberturas las moléculas experimentan reacciones químicas, explica la Universidad RMIT de Australia, que lideró el estudio.
En la actualidad, el aceite de cocina usado tiene que pasar por un proceso de limpieza de alto consumo energético para poder ser utilizado en biodiésel, y los métodos de producción comercial solo pueden emplear materias primas puras con 1 a 2 % de contaminantes. Pero con el nuevo catalizador se puede producir biodiésel a partir de componentes de baja calidad que contienen hasta un 50 % de contaminantes.
Productos químicos de alto valor
Pero además, el catalizador puede transformar desechos como restos de comida, microplásticos y neumáticos viejos en precursores químicos de alto valor que se utilizan para fabricar cualquier cosa, desde medicamentos y fertilizantes hasta envases biodegradables.
Los autores de la investigación subrayan que los catalizadores convencionales dependen de materias primas con alto grado de pureza y requieren costosas soluciones de ingeniería para compensar su escasa eficiencia. Mientras que los catalizadores en forma de esponja son baratos y fáciles de usar, no utilizan metales preciosos y necesitan poco más que un recipiente grande para producir biocombustible.
«Si pudiéramos capacitar a los agricultores para que produzcan biodiésel directamente a partir de desechos agrícolas […] en su propia tierra, esto ayudaría a abordar los problemas críticos de la pobreza energética y las emisiones de carbono», afirmó la profesora Karen Wilson, de la Universidad RMIT y coautora del estudio.
Ahora, los científicos planean escalar la fabricación de esos catalizadores de gramos a kilogramos y adoptar tecnologías de impresión 3D para acelerar la comercialización. Con un mayor desarrollo, esta nueva tecnología podría adaptarse incluso para producir combustible para aviones a partir de desechos agrícolas y forestales, neumáticos de goma viejos e incluso algas.
Con información de RT