+DATOS| 12 curiosidades sobre las fantasías sexuales
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Las fantasías sexuales son representaciones mentales de deseos que provocan una excitación sexual a través de las ideas, imágenes, sentimientos o situaciones generadas en la mente. Estas pueden no estar relacionadas directamente con el acto sexual, sino centrarse en el deseo o el placer. Estas surgen de manera consciente e inconsciente por igual y en todas las personas (hombres y mujeres sin diferencia). Durante los últimos años, las fantasías sexuales han ido rompiendo el tabú en el que la sociedad les había encerrado y empiezan a convertirse en algo cotidiano y para nada escandaloso o prohibido.
Uno de las creencias más comunes sobre las fantasías sexuales es que todo lo que imaginamos en nuestra mente es algo que deseamos llevar a cabo en la realidad, pero no tiene porqué ser así. Gran parte del encanto que tienen las fantasías sexuales deriva, precisamente, de que ocurren en nuestra mente y por lo tanto podemos llevarlas a cabo sin dolor, miedo o remordimientos. En muchos casos, estas solo son una forma de generar excitación y seguramente perderían su atractivo si se cumplieran.
Numerosos estudios y profesionales de sexología y psicología respaldan el hecho de que las fantasías son beneficiosas para la salud sexual, ya que estas no se tienen debido a una insatisfacción sino que activan los receptores del placer del cerebro y estimulan el deseo sexual, ya que el cerebro activa las mismas partes cuando se hace algo y cuando uno se imagina haciéndolo. Los atletas profesionales suelen recurrir a una técnica de visualización en la que se imaginan llegando primeros a la meta o realizando el mejor lanzamiento; las fantasías sexuales son el equivalente a este método.
Como ya hemos dicho, las fantasías no deben entenderse como un deseo de llevar a cabo las prácticas que vemos en nuestra mente porque tal vez no sea así. Reprimirlas o negarlas como si fueran algo malo tampoco resulta beneficioso para la salud. Pueden suponer un problema si llegan a convertirse en una obsesión o si una fantasía determinada pasa a ser la única fuente de excitación que uno encuentra, aunque entonces pasaríamos a hablar de una parafilia.
La mente es un aparato muy complejo y muchas de estas fantasías no tendrán ese significado oculto por mucho que uno se empeñe. Las fantasías no son buenas ni malas, solo son. Te contamos algunas curiosidades sobre ellas.
1. Los hombres piensan el doble de veces en sexo que las mujeres
Un estudio publicado en The Journal of Sex Research concluyó que los hombres piensan una media de 19 veces al día en sexo y las mujeres tan solo 10. En el experimento, los participantes masculinos también tuvieron pensamientos sobre comida o sobre sueño con un porcentaje muy superior a la muestra femenin
Las fantasías sexuales tienen la capacidad de revelar no solo los deseos carnales, sino también detalles de la personalidad o de sus sentimientos de todos aquellos que las tienen con respecto a sus parejas sexuales. De entre todas las fantasías eróticas, los tríos son habitualmente las más comunes, mientras que la lluvia dorada es la menos común. Según un estudio publicado en The Journal of Sex Research, los hombres suelen fantasear con recibir sexo oral o tener relaciones con dos mujeres a la vez y las mujeres con practicar sexo en algún lugar romántico.
En comparación con las fantasías de los hombres, las de las mujeres están impulsadas por las emociones. El estado de ánimo, la atmósfera del encuentro sexual, los sentimientos, las respuestas físicas y emocionales… todo en uno conforma la norma entre las mujeres, según reveló un estudio publicado en la revista Psychological Bulletin.
La imaginación de los hombres es muy activa y creativa cuando se trata de fantasías, según un estudio publicado en The Journal of Sex Research, cuya encuesta finalizó con hasta 55 fantasías sexuales distintas detalladas con toda claridad por parte de la muestra masculina. Otra de las diferencias palpables en este estudio fue que los hombres presentaban un deseo mucho más fuerte de convertir esas fantasías en realidad, al contrario de lo que sucedió con las mujeres.
No hay diferencias. Ambos sexos se preocupan por el romanticismo en sus relaciones sexuales. Según el estudio publicado en The Journal of Sex Research, el 88% de los hombres y el 92% de las mujeres coincidieron en que preferían sentir emociones románticas durante una relación sexual. Respecto a fantasear con la práctica de relaciones sexuales en lugares calificados de románticos, el 78% de los hombres y el 85% de las mujeres se decantaron por ubicaciones de este tipo por encima de cualquier otra, lo que sugiere que tanto hombres como mujeres tienen fantasías eróticas de carácter romántico.
Un estudio publicado en la revista Personality and Social Psychology Bulletin descubrió que las personas –tanto hombres como mujeres– que se encontraban en una relación estable, satisfecha y feliz mostraban fantasías sexuales relacionadas con la intimidad junto a su pareja, todas ellas de forma positiva. Sin embargo, aquellas personas que se encontraban en una relación dudosa, insegura o poco transparente, con miedo al abandono o al rechazo, mostraban fantasías sexuales mucho más agresivas y menos emocionales.
Una de las curiosidades del estudio publicado en Psychological Bulletin fue que las mujeres suelen tener más fantasías sexuales durante el período de ovulación debido a un aumento de los niveles de testosterona. En la primera mitad del ciclo las fantasías tienden a centrarse en los atributos físicos; más tarde, una vez iniciada la ovulación, estas se centran más en las emociones.
La parafilia está descrita, según la Real Academia Española de la Lengua, como “un desvío de índole sexual” y el término suele acarrear connotaciones negativas que no siempre tienen porqué cumplirse. Cuando las fantasías sexuales se convierten en el único método que tiene una persona de excitarse, estas pasan a convertirse en deseos obsesivos o parafilias, según el Instituto Madrid de Sexología.
Si nos ponemos en el extremo contrario, la ausencia prolongada de fantasías sexuales se denomina Deseo Sexual Hipoactivo (DSH). Este trastorno puede tener causas tanto físicas como psicológicas y suele estar relacionado con falta de autoestima, ansiedad o dificultades en las relaciones interpersonales.
Las fantasías sexuales han sido ampliamente estudiadas por numerosos profesionales y cada uno ha diseñado su propio sistema de clasificar estos deseos. Por ejemplo, la terapeuta sexual Wendy Maltz, autora de ‘El mundo íntimo de las fantasías sexuales femeninas’, diferencia solamente entre fantasías noveladas y fantasías no noveladas. Por otro lado tenemos a Adrián Sapetti, especialista en psiquiatría y sexólogo autor de ‘Derecho al goce’, quien diferencia hasta 18 tipos distintos de fantasías sexuales incluyendo las que ayudan a excitarse, las que sirven para aumentar la pasión, las voyeuristas o las exhibicionistas.
El hecho de reprimir, negar o tener prejuicios sobre nuestras propias fantasías sexuales puede derivar en una comprensión errónea del sexo o una insatisfacción crónica. Las fantasías sexuales deben considerarse un estímulo natural que puede llegar a hacer mucho más placentero el sexo ya sea cumpliéndolas o dejándolas en el pensamiento.
El padre del psicoanálisis profundizó en su trabajo ‘Tres ensayos sobre teoría sexual’ en la conexión existente entre el psique y los deseos sexuales de las personas, así como la importancia de la infancia en estos. El término alemán ‘phantasie’ fue desarrollado por Freud para designar la imaginación y los deseos que nuestro subconsciente manifestaba y que eran “representaciones no destinadas a ejecutarse”. La connotación cuasi-negativa que el pensador alemán le otorgó ha ido desapareciendo en los años posteriores a su estudio.
Con información de Muy Interesante