Cuba digiere cerrojazo de Trump con mesura oficial y tristeza de la calle
EFE
Cuba respondió este viernes con una declaración medida e incluso conciliadora la decisión del presidente de EE.UU, Donald Trump, de retroceder en el acercamiento bilateral con nuevas restricciones al comercio y los viajes que sumieron en la desolación al sector cuentapropista.
En un texto difundido por los medios estatales, el Gobierno afirmó que cualquier estrategia que pretenda cambiar el sistema en la isla está condenado al fracaso, opinó que EE.UU no puede dar lecciones sobre derechos humanos e insistió en su voluntad de continuar el diálogo y la cooperación con el país vecino.
El texto denuncia las medidas de Trump, en especial su defensa del embargo económico que EE.UU. mantiene sobre Cuba, y lamenta que el giro vaya en contra de la opinión mayoritaria de los estadounidenses a favor del acercamiento bilateral.
Considera que el mandatario «otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por ejercer el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino».
«Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso», dice también la declaración, que cuestiona la autoridad de EE.UU. para erigirse en paladín de los derechos humanos.
El texto concluye con un ofrecimiento a «continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo, así como la negociación de los asuntos bilaterales pendientes», pues «en los dos últimos años se ha demostrado que los dos países (…) pueden cooperar y convivir civilizadamente».
Durante la jornada altos funcionarios cubanos y empresas estatales emprendieron una cruzada en las redes sociales con la etiqueta #Cubaesnuestra para deplorar el giro decidido por Trump.
El acto de Miami en el que anunció los cambios hacia Cuba fue seguido minuto a minuto en la isla por las páginas web de la prensa estatal y lo retransmitió en directo el canal venezolano Telesur, que en Cuba forma parte de la parrilla televisiva local.
Y a pesar de que fue para quemar puentes con Cuba, la aparición de Trump en las pantallas de los hogares cubanos desató el célebre «choteo»: en la calle, una mujer comentaba hoy que mientras a Obama le costó casi ocho años salir en directo en la televisión de la isla, su sucesor lo había logrado en tan solo seis meses.
Sin embargo, no hubo atisbo de humor en las reacciones de los cuentapropistas, el incipiente sector privado que tanto se ha beneficiado del aumento de visitantes estadounidenses, incluso cuando aún tienen prohibido visitar Cuba como turistas.
«Tengo un 85 por ciento de turismo estadounidense, para mí esto es devastador. Él (Trump) comentó que iba de algún modo a apoyar al sector privado y con esta regulación no apoya el sector privado», dijo a Efe Niuris Higueras, propietaria del paladar (restaurante privado) «Atelier».
Para esta trabajadora autónoma, las restricciones sobre los viajes «a personas como yo nos está poniendo más difícil la formula de trabajo y de crecimiento».
Con el mismo pesimismo, equiparándolo a un «regalo envenenado», acogieron la noticia los propietarios de alojamientos privados, las llamadas «casas de renta», y artistas y diseñadores independientes que habían visto florecer sus negocios gracias al creciente flujo de visitantes del país vecino.
El año pasado visitaron Cuba casi 285.000 estadounidenses, cifra que ya se había igualado entre enero y mayo de este año.
La disidencia interna se mostró dividida sobre las nuevas medidas, que incluyen un veto a los negocios con empresas isleñas controladas por las Fuerzas Armadas cubanas, estamento que controla un alto porcentaje de la economía del país y sus sectores estratégicos, entre ellos el turismo.
Aunque Trump no las mencionó en su discurso, esa medida apunta al conglomerado Gaesa (siglas de Grupo de Administración Empresarial S.A.), presidido por el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, ex yerno de Raúl Castro.
Esa firma posee, entre otros negocios, el grupo Gaviota, uno de los principales emporios turísticos de Cuba, además de divisiones de importaciones y exportaciones, la cadena de Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD) Caribe, inmobiliarias, constructoras y empresas de servicios portuarios.
Otro posible objetivo es Cimex, un consorcio también bajo control militar que posee buena parte de las gasolineras, el Banco Financiero Internacional y la financiera Fincimex, así como la cadena de tiendas Panamericana y diversas firmas de servicios.
La líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, afirmó a Efe que los anuncios de Trump le llenan «de regocijo» y beneficiarán a la sociedad civil cubana porque «el dinero que reciben producto de los negocios con las Fuerzas Armadas es para reprimir y no para mejorar la vida del pueblo de Cuba».
Por contra, el disidente Manuel Cuesta Morúa, de la organización Arco Progresista, consideró los cambios «una mala noticia» pues «pensar que el aislamiento de un gobierno pueda impulsarlo a hacer cambios positivos en favor del respeto a los derechos humanos y la democracia es no leer lo que está sucediendo en el mundo actualmente»