Cuba celebra un 1 de Mayo atrasado y en versión reducida
EFE
Cuba celebró este viernes un 1 de Mayo atípico: en versión reducida a causa de la crisis de combustible que sufre el país y a destiempo, para esquivar un cubana temporal que afectó al occidente hace unos días.
Por primera vez en décadas, si se excluyen los dos años en que se suspendieron los actos por la pandemia (2020 y 2021), no hubo desfile masivo ni el epicentro de los actos estuvo en la Plaza de la Revolución de La Habana. La participación fue menor que en otras ediciones.
Varias decenas de miles de personas se congregaron desde antes de que amaneciese en el Malecón habanero para el principal acto de una jornada declarada sobre la marcha feriado en todo el país. A él acudieron, entre otras autoridades, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y su antecesor, Raúl Castro.
Muchos participantes portaban pequeñas banderas cubanas y ropa con los tres colores (rojo, blanco y azul) de la enseña nacional. Repetían consignas políticas y el eslogan de este primero de mayo: «A la patria, manos y corazón».
Algunos levantaban pancartas con lemas, con el nombre de sus empresas u oficinas estatales, y con imágenes de líderes revolucionarios como Fidel Castro, Raúl Castro y Ernesto «Ché» Guevara y también de José Martí, principal impulsor de la independencia cubana.
A diferencia de lo que sucede en otros países, el primero de mayo tiene en Cuba un carácter festivo -y no reivindicativo-, tintes patrióticos y cuenta con respaldo oficial.
«Estamos aquí demostrando que seguimos unidos en torno a la revolución», aseguró en su discurso Ulises Guilarte De Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, único sindicato legal) y miembro del buró político del comité central del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal).
Crisis
Guilarte se refirió a la grave crisis que padece el país al hablar de la necesidad de «mejorar la oferta» de productos básicos, «controlar la inflación» y limitar la pérdida de poder adquisitivo de los cubanos.
Desde hace más de dos años, Cuba sufre una grave escasez de alimentos y medicinas, frecuentes apagones y una espiral inflacionista que ha hecho que los precios se doblen en el mercado formal en 24 meses. Más del 3 % de la población emigró sólo en 2022.
Esta situación se debe a la combinación de las consecuencias de la pandemia -que devastó el turismo de la isla, un sector vital-, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y los fallos en la política económica y monetaria nacional.
A esto se ha añadido una aguda crisis de combustible en las últimas semanas, que está dejando colas de varios días en las gasolineras, incluso cuando se desconoce cuándo las volverán a surtir, y racionamiento de la gasolina y el diésel.
La falta de combustible, que el Gobierno ha indicado que afectará al país al menos entre abril y mayo por incumplimientos de los países suministradores, ha ido poco a poco lastrando otros sectores, desde la distribución de alimentos a las universidades y las actividades culturales, pasando por la recogida de basuras.
De hecho, la CTC señaló que los problemas con los combustibles fueron la razón para cancelar el tradicional gran desfile por la Plaza de la Revolución y sustituirlo por pequeños actos en las comunidades. Ya en 1994, durante la crisis del llamado «Período especial», el primero de mayo se celebró con una marcha en bicicleta.
Guilarte habló también en su intervención de «alcanzar el futuro mejor» que se merecen los cubanos, «superando las dificultades». Además de culpar de la situación al «bloqueo recrudecido y multidimensional» de Estados Unidos, apuntó a las «insuficiencias en la gestión administrativa».
Según la organización, a los actos acudieron también un millar de visitantes en 58 países, que se encontraban en la isla en estos días para participar en un congreso sindical de solidaridad con Cuba.
Foto referencial
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