Principales desafíos en la Cumbre Mundial del Clima en Dubai
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Uno de los retos será conciliar intereses divergentes en el desarrollo de mercados de carbono y la gestión del fondo para pérdidas y daños, un tema crucial tras su formalización en la COP27, pero con desafíos significativos en su implementación y equidad. Todos los detalles.
Hoy comienza la cumbre número 28 en la que los líderes del mundo debatirán sobre las acciones y las políticas para frenar el cambio climático y poder detener la suba de la temperatura promedio global en 1.5ºC. La sede de la COP28 este año es Dubai, uno de los Emiratos Árabes Unidos, un país cuyo éxito económico está basado en la explotación petrolera.
A cinco años de que se firmara el Acuerdo de París y en un contexto mundial que incluye dos conflictos bélicos, las negociaciones se centrarán en el financiamiento tanto entre países y en los fondos creados especialmente, por ejemplo, para pérdidas y daños, y en el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones contaminantes. Este último punto se debatirá en lo que se denomina Balance Global (Global Stocktake, en inglés). La mala noticia es que con este nivel de compromiso y de cumplimiento la temperatura media del planeta apunta a los 3ºC, es decir, podría tornarse inhabitable para fines de este siglo.
Los espacios de negociación y de encuentro de los delegados de los países tendrán lugar en la denominada Zona Azul, separada por un vallado de la Zona Verde, reservado para las organizaciones de la sociedad civil.
Cuánto, cómo y quién financia la mitigación y la adaptación al cambio climático serán los temas más calientes durante estos 15 días. El mayor reclamo de los países en vías de desarrollo es el fondo, establecido en Copenhague, de 100.000 millones de dólares anuales para poder afrontar las acciones necesarias para conseguir el objetivo.
Según la OCDE, en 2021, la financiación climática sumó 89.600 millones de dólares, de los que US$73.100 millones procedieron de fuentes públicas, que duplicaron sus aportes, mientras que el capital privado contribuyó sólo con US$14.400 millones, es decir, el 16% del total.
El último informe sobre la brecha en adaptación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), indica que los países ricos deberían multiplicar entre 10 y 18 veces los fondos para cubrir las necesidades de los países pobres frente a los devastadores efectos de la crisis climática.
Los costos de adaptación de esos países, calcula el Pnuma, están entre 215.000 millones y 387.000 millones de dólares al año, mientras que en la cumbre de Glasgow (COP26) se fijó el objetivo de movilizar 40.000 millones a 2025. Es decir, apenas entre el 10 y 20 por ciento de lo que se necesita.
La COP28 buscará también avanzar en el desarrollo de los mercados de carbono ideados para que los países puedan cumplir con sus compromisos para abordar la emergencia climática mediante la compra y venta de créditos de carbono generados por programas de mitigación en terceras naciones.
Precisamente el año pasado, en la cumbre que se realizó en Egipto (COP27), luego de 10 años de intentarlo, se consiguió formalizar un fondo para lo que se conoce como Pérdidas y Daños. Esto es lo que ya efectivamente impacta en varios países a causa del cambio climático.
Allí sólo se obtuvo la formalización, pero ahora viene lo más difícil: cuánto, quién y a quiénes irán esos fondos. Una de las discusiones sobre este fondo radica en que ese dinero no se mueva en forma de deuda y si es así, debería ser a tasas bajísimas. Aquí entra nuevamente el debate sobre el rol de los organismos multilaterales de crédito.
Balance negativo
Este año, por primera vez, se hablará sobre el balance global. Es decir cómo venimos desde París hasta acá. Spoiler alert: mal. Según la ciencia, para llegar a emisiones netas cero, es decir que emisiones y su captura den como resultado cero, para 2050 sólo será posible con una transformación sistémica de todos los sectores, el abandono de los combustibles fósiles y el fomento de las renovables, entre otros.
Aquí será donde vuelvan a enfrentarse posiciones encontradas: la de los países que viven de los combustibles fósiles, la de aquellos que ven en las renovables la solución a la crisis climática -y a su dependencia energética- y la de aquellos sin recursos para afrontar la transición ecológica y, a su vez, más castigados por los efectos de un calentamiento al que apenas han contribuido.
Alex Scott, Jefe del Programa de Diplomacia Climática y Geopolítica de E3G, indicó: “En la COP28, 193 gobiernos negociarán una respuesta conjunta a la pésima nota que recibieron en el primer balance mundial de la acción por el clima. Podrían trazar un camino esperanzador para salir de esta crisis climática, incluso mientras otras múltiples crisis y conflictos se abaten sobre ellos. Si consiguen reunir el liderazgo necesario y dejar a un lado la retórica ecologista”.
Los países del Norte global, especialmente los europeos, impulsan el objetivo de triplicar la instalación de renovables para 2050. Aquí hay bastante acuerdo. Sin embargo, respecto de los combustibles fósiles hay mayores disidencias: están quienes buscan poner una fecha para acabar con nuevas explotaciones (para los escenarios optimistas de la Agencia Internacional de Energía eso debería ocurrir ahora), lo que se denomina phase out; mientras que las posiciones de los productores de petróleo hablan de poner fechas, pero más escalonadas y que el gas forme parte de esa transición.
En este contexto se vuelve trascendente que quien dirigirá las negociaciones será Al Jaber, director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC), decimosegunda productora mundial de crudo. Desde la sociedad civil se han mostrado bastante escépticos ante el enfoque que podría dar la presidencia a las negociaciones.
Como siempre ocurre en estas cumbres el avance o no de estos debates dependerá de potencias como China, Estados Unidos, India, Rusia, Arabia Saudita o la Unión Europea.
“Se espera que este año sea declarado el más caluroso de la historia. Si alguna vez ha habido un momento para que una cumbre de la ONU responda a las señales que nos envía el clima, es éste. Esta Conferencia de las Partes debe ser el momento de fijar una fecha para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Parece perverso celebrar una cumbre sobre el clima en uno de los mayores productores de petróleo del mundo, pero qué lugar más adecuado para poner fin a la era de los combustibles fósiles que ha causado esta catástrofe climática y preparar el camino hacia un futuro impulsado por las energías renovables.”, dijo Mohamed Adow, Director de Power Shift África.
Lo que empezará a debatirse hoy terminará con un acuerdo final que puede seguir siendo débil e invocar a que cada país vaya haciendo su transición en la medida de sus posibilidades o que el lenguaje se vuelva más potente. Hoy es el primer día, restan muchos minutos de discusión para poder decir qué posición será la dominante.
Con información de infobae.com
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