Cuáles son los beneficios poco conocidos de la lectura para la salud
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Se suele asociar a la lectura con el desarrollo intelectual y con un pasatiempo. Pero esta práctica milenaria va más allá: ofrece numerosos beneficios para la salud, algunos de ellos poco conocidos por la mayoría de la gente.
Desde la mejora de la función cerebral hasta el alivio del estrés, sumergirse en un buen libro puede ser tanto un ejercicio para la mente como un bálsamo para el cuerpo.
Los libros pueden leerse en distintos formatos, desde papel, libro electrónico (e-book) y audiolibros. También se pueden utilizar distintos dispositivos electrónicos para la lectura de libros digitales, como ordenadores, teléfonos móviles, e-readers y tablets.
¿Cómo ayuda la lectura a la salud?
La lectura brinda aportes significativos para la salud. De acuerdo a los expertos del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), la lectura tiene numerosos beneficios neurocientíficos, que impactan positivamente en el funcionamiento del cerebro.
- Estimulación cerebral: La lectura es un ejercicio para el cerebro que estimula la actividad neuronal, fortaleciendo las conexiones sinápticas y mejorando las funciones cognitivas. Esta actividad intelectual puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. A su vez, activa diversas áreas del cerebro asociadas con la comprensión del lenguaje, la memoria y la atención. Este estímulo constante puede ayudar a mantener el cerebro activo y saludable.
- Desarrollo de habilidades cognitivas: La lectura crítica y analítica mejora las habilidades de pensamiento crítico y análisis. Los lectores a menudo deben evaluar información, seguir tramas complejas y entender conceptos abstractos, lo que fortalece las funciones cognitivas.
- Prevención del deterioro cognitivo: La actividad mental continua, como la lectura, se ha asociado con un menor riesgo de deterioro cognitivo en la vejez. Mantener la mente activa a lo largo de la vida puede contribuir a la salud cerebral a largo plazo.
- Aumento de la concentración y la atención: La lectura requiere concentración y atención sostenida, lo que puede ayudar a mejorar estas habilidades cognitivas a lo largo del tiempo.
- Mejora de la memoria: La lectura regular está asociada con un mejor rendimiento en pruebas de memoria. Recordar detalles de tramas, personajes y eventos contribuye al ejercicio de la memoria.
Para Samantha Henry, profesora asistente de neurología del Colegio de Medicina Baylor, en Houston, la lectura, en tanto una práctica de atención plena, ayuda a redirigir nuestros pensamientos al momento presente, combatir el estrés y mejorar la concentración.
En este sentido, los especialistas de INECO coinciden y agregan que leer géneros relajantes como la ficción, “puede ayudar a reducir el estrés. Sumergirse en un buen libro puede ser una forma efectiva de escapar temporal y sanamente de las preocupaciones diarias”. A su vez, advierten que la práctica aumenta la empatía y la comprensión social al permitir que los lectores se pongan en el lugar de los personajes y experimenten sus emociones y experiencias.
Para el Instituto de Investigaciones del Sueño, la lectura es una de las mejores medicinas para la higiene del sueño. Según explican los expertos, esta práctica “contribuye a la reserva cognitiva y nos ayuda a construir material para nuestros sueños”.
Adoptar la lectura como parte de la rutina nocturna puede mejorar los patrones de sueño. El hábito de leer estimula la relajación antes de dormir, combate el insomnio, relaja al cerebro y al cuerpo para un descanso profundo y reparador.
¿Cuántas horas al día es recomendable leer?
Si bien no existe una cantidad fija de horas recomendada para la lectura que se aplique de manera universal, los expertos sugieren que leer al menos 30 minutos al día ―y 2 a 3 horas semanales― puede aportar significativos beneficios para la salud mental y el bienestar general. Esto también depende de factores individuales como el estilo de vida, capacidades de concentración, objetivos de lectura y disponibilidad de tiempo.
Según señala Henry, las personas que leen con regularidad pueden incluso reducir sus probabilidades de demencia. Y sugiere incorporar la lectura en la vida diaria. ¿Cómo? Con el comienzo de 15 minutos al día. Tampoco es necesario fijarse un horario establecido para la lectura.
Para Kristen Willeumier, neurocientífica y autora del libro Biohack Your Brain (Jaquea tu cerebro), sugiere que debe hacerse entre 15 y 30 minutos diarios. Sin embargo, dice que “cuanto más leas a medida que envejeces, tu cerebro se mantendrá en forma”.
¿Cómo leer para combatir el estrés?
Según una investigación de la Universidad de Cambridge, la lectura por placer en la infancia mejora el desarrollo cerebral y cognitivo de los jóvenes adolescentes, además de tener un impacto positivo en la salud mental. Según concluyeron los investigadores, leer reduce la incidencia de trastornos mentales y problemas de comportamiento en etapas posteriores.
El estudio, que analizó a más de 10.000 jóvenes en Estados Unidos, arrojó también que, quienes comenzaron a leer por placer a una edad temprana, mostraron no solo un rendimiento cognitivo superior sino también un mayor volumen cortical, especialmente en áreas asociadas con el lenguaje, la atención y la función ejecutiva.
Una emblemática investigación en este campo, desarrollada por David Lewis, neuropsicólogo cognitivo de la Universidad de Sussex, destacó la eficacia de la lectura como método para la reducción del estrés. Los resultados arrojan que dedicar tan solo seis minutos diarios a esta actividad puede disminuir los niveles de estrés en un 68%.
Lewis sostiene en el estudio que este pasatiempo logra reducir la ansiedad, genera una baja en la frecuencia cardíaca y restringir la secreción de cortisol, conocida comúnmente como la hormona relacionada con el estrés.
El estudio, a su vez, apunta a la lectura como una herramienta más potente para combatir el estrés que otras actividades relajantes, como escuchar música, disfrutar de una taza de té caliente o realizar caminatas.
De acuerdo a un artículo publicado por la Universidad de Montclair, durante la pandemia de COVID-19, la lectura desempeñó un papel crucial en la salud mental de los jóvenes y favoreció al desarrollo de las habilidades sociales. Al adentrarse en historias, los jóvenes se involucran tanto individual como colectivamente, lo que fortaleció las relaciones con sus pares, fomenta la autorregulación y promueve la empatía y la compasión hacia los demás.
De acuerdo al Instituto de Investigaciones del Sueño, la lectura minimiza el estrés, uno de los principales enemigos de la higiene del sueño. Según indican, con 6 minutos de lectura es posible reducir los niveles de estrés en un 60%, además leer ralentiza el ritmo cardíaco y alivia la tensión muscular.
¿Qué pasa si leo una hora todos los días?
Leer una hora todos los días tiene múltiples beneficios tanto para la salud mental como física. Un estudio de la Escuela Pública de Medicina de Harvard concluyó que aquellos que leían libros regularmente tenían un riesgo 20 % menor de fallecer en los siguientes 12 años, en comparación con no lectores o aquellos que solo leían publicaciones periódicas.
Los hallazgos, además de revelar que leer libros podría prolongar la esperanza de vida, también sugieren una relación entre la lectura y la mejora de la memoria a corto y largo plazo, lo cual es clave para la agilidad mental y el mantenimiento de las funciones cerebrales.
En el ámbito cognitivo, leer una hora todos los días puede incrementar la capacidad de comprensión lectora y enriquecer el vocabulario, lo que facilita una mejor comunicación y expresión.
Para los expertos de INECO, la lectura activa y sostenida activa la imaginación, ya que los lectores deben visualizar los personajes y entornos descritos en el libro. Esto puede fomentar la creatividad y la capacidad de pensamiento abstracto
¿Cuál es la diferencia entre leer un libro en papel y leer un libro digital?
Leer un libro en papel frente a hacerlo en una PC involucra diferencias que impactan tanto en la experiencia de lectura, en la salud visual y la economía. Los libros en papel ofrecen una sensación táctil y tradicional de la práctica. El contacto físico con el libro, el acto de pasar las páginas y el peso del volumen en las manos contribuyen a una sensación de inmersión y conexión personal con el texto.
Los libros electrónicos, por su parte, implican una exposición a la luz azul de las pantallas. Si esto sucede durante períodos prolongados, puede aumentar la fatiga visual y alterar los patrones de sueño, un efecto menos predominante en la lectura de materiales impresos.
Sin embargo, la lectura digital en PC también tiene ventajas, como el acceso inmediato a una amplia gama de contenidos y la capacidad de personalizar la experiencia de lectura mediante ajustes en el tamaño del texto, el contraste y el brillo, facilitando la lectura para personas con dificultades visuales. Desde el punto de vista ambiental, los libros digitales ofrecen una alternativa sostenible al reducir la demanda de papel y transporte. A su vez, las ediciones digitales suelen costar entre un 30 y 50% más baratos que los libros papel.
¿Cómo cuidar la vista a la hora de leer?
Para cuidar la vista al leer, es importante seguir algunas recomendaciones:
- Iluminación adecuada: Asegurarse de que el área de lectura esté bien iluminada. La luz debe provenir de atrás, preferentemente por encima del hombro, para evitar reflejos directos en el material de lectura o en los ojos.
- Descansos regulares: Aplicar la regla 20-20-20; cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies de distancia (aproximadamente 6 metros) durante al menos 20 segundos. Esto ayuda a reducir la fatiga ocular.
- Posición de lectura: Mantener una distancia cómoda entre los ojos y el material de lectura, generalmente entre 40 y 50 centímetros. La postura también es importante; mantenerse recto.
- Ajuste de dispositivos digitales: Si se lee en dispositivos electrónicos, ajustar el brillo, el tamaño del texto y el contraste para facilitar la lectura. Además, utilizar modos de lectura nocturna o filtros de luz azul en las horas cercanas al sueño.
- Gafas adecuadas: En caso de utilizar gafas o lentes de contacto, asegurarse de que la prescripción esté actualizada. Considerar el uso de gafas específicas para lectura o pantallas si se pasa mucho tiempo frente a dispositivos electrónicos.
- Exámenes oculares periódicos: Visitar al oftalmólogo regularmente para detectar a tiempo cualquier problema visual que pueda afectar la capacidad de lectura.
Con información de infobae.com
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